Esta es Nuestra Fe

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Por Eddie Perez  ¿Cómo podemos tener esperanza en medio de la pandemia del COVID-19? Cuando...

Nuestra Iglesia Domestica

Hechos para la unión

Por Mario y Paola Martinez

 

“Lo que Dios ha unido que ningún hombre lo separe.”


Jesús hace una de sus declaraciones más fuertes, de todos los Evangelios, en Marcos 10:9. Está respondiendo a las preguntas desafiantes de los Fariseos sobre el matrimonio y el divorcio.
Oímos estas palabras de Jesús durante las bodas católicas. Realmente comunican la magnitud del Sacramento, que es sagrado, que es final, y que es una unión que ha sido ordenada por Dios, no por nosotros. De hecho, como también dice en los Evangelios, el hombre y la mujer se convierten en “una sola carne.”


Sin embargo, estamos viviendo en un tiempo en que la cultura secular intenta decirnos que todo es relativo, y los compromisos vienen y van. Tristemente, esto ha afectado las tasas de matrimonio en la Iglesia de los Estados Unidos y especialmente entre las generaciones más jóvenes. En los últimos 50 años el matrimonio católico ha disminuido por 70 por ciento. Durante esta misma temporada la tasa de parejas católicas jóvenes entre 25 y 34 años que viven juntos en matrimonio ha disminuido de 82% a 38%. Estos son números alarmantes que merecen nuestra atención en el ministerio. Gracias a Dios, estamos haciendo algo aquí en California con la Iniciativa Matrimonial Que Brille el Amor, lanzada por mis hermanos obispos de California y yo este año. La iniciativa es renovadora y se dirige a muchos grupos diferentes que se ven afectados por el tejido del matrimonio en nuestras comunidades.


Para las parejas casadas, Que Brille el Amor las llama a que hagan tiempo este año para crecer juntos como pareja y que tomen ventaja de las muchas ayudas, herramientas y ministerios que la Iglesia les ofrece para acompañarlos en su caminar juntos por toda la vida. Para los padres de familia, los invita a que tengan conversaciones intencionales con sus hijos sobre lo que significa vivir una vida de amor siguiendo el ejemplo de Jesús. Para las parejas que viven juntas, el mensaje es que Cristo absolutamente los ama y quiere darles la vida abundante que Él les ha prometido. No se conformen con la inseguridad de una vida sin compromisos, pero sean pacientes el uno con el otro. El matrimonio cristiano nos llama a un compromiso maduro y una disposición de modelar el amor de Cristo en los tiempos buenos y malos. La misma invitación aplica si ya han vivido la pérdida de un matrimonio por el divorcio. El proceso de anulación puede servir no solo para examinar si a su matrimonio le faltaba un aspecto esencial, pero también para traer sanación y crecimiento para una vida nueva. ¡La Puerta a la vida eterna ha sido abierta para todos, al costo tan grande y personal de Cristo mismo! Abre tu corazón para recibir la gracia, seguirlo a Él, y buscar el acompañamiento de la comunidad para la amistad y el apoyo.
Una de las cualidades que es tan importante para un matrimonio largo y feliz es sacrificarse a uno mismo. Jesús nos muestra eso de muchas maneras. “Ámense unos a otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que este de entregar su vida por sus amigos,” (Juan 15:12-13). Y Su ofrecimiento de si mismo ejemplifica la entrega total y definitiva que se hace en el matrimonio. Es por eso que se le describe como el novio (Juan 3:29) … y nosotros la Iglesia somos su novia (Efesios 5:32).


Como sacerdote y obispo, no fui llamado a la vocación del matrimonio. Sin embargo, mi papel de conferir la bendición de Dios a la unión y ser testigo de cómo los novios se administran mutuamente el sacramento del matrimonio a través de sus votos ha sido un hermoso faro de alegría y esperanza en mi ministerio a lo largo de los años. Así como estamos renovando nuestro amor por el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor durante el continuo Avivamiento Eucarístico, también nos podemos comprometer de nuevo a vivir la belleza del matrimonio Católico y compartir su historia poderosa en nuestros hogares familiares, en nuestras parroquias y en la comunidad. ¡Es algo demasiado bueno para guardarlo para nosotros mismos!


Que Dios los bendiga a ustedes y sus seres queridos.