Recientemente, en uno de mis viajes, mientras hojeaba la revista de la compañía aérea note que la portada hablaba sobre el significado de la luz. Dentro de la revista encontré un artículo de un astronauta que describe cómo el amanecer y la puesta del sol se ven desde la estación espacial. Ella describe:
“Imagínese la noche orbital: usted está mirando hacia fuera a través de la ventana, hacia un mundo oscuro, a una zona despoblada como el océano, que es la mayor parte del planeta, un vacío sin luces, ni estrellas; un agujero en el espacio. De repente ves una línea de plata clara, es la atmósfera delgada de la Tierra, seguida por el horizonte que cambia rápidamente de la tonalidad de la plata al azul, al coral naranja, al amarillo, al rojo anaranjado ardiente. Al mismo tiempo, se puede ver la estación espacial brillando con los colores reflejados como en una tostadora. Y después una gran bola de oro emerge, pintando el planeta negro con tonos blancos, verde y el azul más intenso que he visto. Para el momento en que te das cuenta, te gustaría que hubiera una manera de congelar el tiempo. Noventa minutos después todo se regresa. La terminación de línea se arrastra hacia atrás, tragando la tierra y todo su color, el orbe brillante desaparece, dejando una vez más, todo en el abismo. Ahora, cuando veo cada amanecer o puesta de sol en la tierra, siento una gran nostalgia. Pero también me consuela saber que siempre hay algo más hermoso que podemos ver. Me da esperanza.