¡Cristo ha resucitado!
Por Maria Covarrubias
¡Nuestro viaje cuaresmal ha dado muchos frutos! Tuvimos la oportunidad de ser más intencionales en nuestra oración, caridad, obras de justicia, abstinencia y vivir las virtudes cardinales. La mayoría de nuestras parroquias ofrecieron a sus miembros la oportunidad de recibir el Sacramento de la Reconciliación. Muchos experimentaron el dar y recibir el perdón. Los adultos, niños, y jóvenes elegidos (gente en el RICA) pasaron por el periodo de purificación e iluminación y la preparación final para recibir los Sacramentos de Iniciación: el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión.
Comenzando con el Domingo de Palmas, experimentamos la riqueza de los eventos de la Semana Santa. Durante esta semana, nuestro obispo celebro la Misa del Crisma en la que bendijo los tres óleos que serán usados durante este año para ungir a las personas: el óleo de los catecúmenos para aquellos que buscan a Jesús en la conversión; el óleo para la unción de los enfermos, y el Crisma que se usará en el Sacramento del Bautismo, la Confirmación y las Ordenes Sacerdotales. Al final de Semana Santa, experimentamos el punto más alto: el Misterio Pascual o Triduo. El Misterio Pascual es la esencia de la experiencia Católica. Jesús revela el propósito profundo de la existencia humana. La vida y la salvación significan sufrimiento, muerte y resurrección.