Por Laura López
La Corresponsabilidad con Intención y las obras de Misericordia nacen de un corazón gozoso y agradecido; dondequiera que el Espíritu obra hay gratitud, gozo y abundancia. La decisión de seguir a Jesús surge de un sentido profundo de gratitud a Dios. El Papa Francisco nos recuerda que “verdaderamente, hemos recibido mucho, tantas gracias, tantas bendiciones,” y nos invita a que oremos por la gracia de la memoria para recordar nuestro primer llamado, nuestro encuentro con Jesús, nuestro camino recorrido y para reconocer las gracias recibidas... Preguntémonos: ¿Somos capaces de enumerar las bendiciones recibidas? Un corazón agradecido busca espontáneamente servir al Señor y llevar un estilo de vida de entrega intensa. “El recuerdo de lo mucho que Dios nos ha dado nos ayuda a entender de que la renuncia a nosotros mismos para trabajar por Él y por los demás, es el camino privilegiado para responder a su gran amor” (Papa Francisco).
San Lucas nos cuenta que Jesús lleno del gozo del Espíritu Santo, dijo: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra” (Lc 10, 21). La gratitud es una característica de los humildes; en cambio, la arrogancia, es la actitud de quienes juzgan que no deben nada a nadie. Para ser agradecidos es necesario descubrir nuestra propia pequeñez…Un alma agradecida experimenta la necesidad de manifestar su reconocimiento. Es lo único que los hombres podemos hacer para responder a los favores Divinos (Abbé Jean Gottigny). Y el apóstol San Pablo nos pregunta: ¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1Cor 4,7).
A continuación, les presento tres elementos que nos ayudarán a descubrir mejor nuestra pequeñez, y a crecer en el Espíritu de gratitud:
Crea en ti un “pensamiento de gratitud” basando en que todo lo que eres y tienes -bienes temporales y espirituales- han sido creados por Dios y proceden de Dios. (Carta Pastoral sobre la Corresponsabilidad, USCCB). Los cristianos corresponsables reconocen el poder de pensar positivamente y expresan sentirse mejor en todas las áreas de su vida. Son más optimistas, con más energía, viven su vida con una mayor determinación y gozo; hacen ejercicio físico, se enferman menos, duermen más, progresan mejor en sus metas, son más exitosos en todo lo que se proponen, poseen estabilidad financiera, viven con menos estrés; tienen una mejor comunicación y comparten tiempo de calidad en sus relaciones, especialmente con su familia. ¿Alguna vez has pensado en que si pones a Dios en primer lugar, todo lo que eres y tienes te alcanzará mejor?
Un pensamiento positivo crea como efecto “Dominó” el sentirse bien. “El corazón alegre es la mejor medicina” (Prov. 17,22). Experimentar un sentimiento positivo se traduce en descubrir mejor el valor de nuestra dignidad como hijos e hijas de Dios, el sabernos valorados y valorar a los demás. Decirle a alguien “gracias” por algo tan sencillo como una sonrisa, es capaz de cambiarle el día a una persona. Esto es especialmente cierto en una sociedad donde más del 85% de las personas son consideradas con baja autoestima. Sentirse bien consigo mismo abre las puertas a las oportunidades que Dios nos ofrece en nuestra vida, crea esperanza y correspondencia hacia otras personas. Mostrar nuestra gratitud con intención impacta no sólo a la persona que lo recibe, sino que crea un hábito/actitud positiva en quien lo ofrece. ¿Eres consciente de que Dios se vale de tu sonrisa para expresar a los demás cuanto les ama, y para que ellos a su vez lleven este mensaje a los otros?
Un pensamiento generoso crea un sentimiento de agradecimiento, y este a su vez nos lleva a acciones de gratitud compartida. “La gratitud es una flor que florece en las almas nobles” (Papa Francisco.) Inicia cada día reconociendo esas bendiciones que frecuentemente pasan desapercibidas, como tener un lugar donde dormir, o agua para asearte. Recibe todo eso como bendición y da gracias por la oportunidad de este redescubrimiento en tu vida. La grandeza de poder tener a alguien con quien compartir -sea en casa, en el trabajo, en la parroquia, o la persona de la esquina que no tiene hogar,- eso es algo que regularmente pasa desapercibido por las carreras del día. La gratitud compartida se multiplica en el que la da. ¿Podrías considerar orar por la gracia de la memoria para hacer crecer en ti y en otros el Espíritu de Gratitud, y a su vez, comprometerte seriamente y con gozo a ser misericordioso como Dios Padre?
En conclusión, recuerda lo siguiente: Cultiva siempre una actitud de gratitud. Encuentra razones para dar gracias, aun en los momentos difíciles, pues sentir los latidos de tu corazón es ya suficiente regalo. Da, siempre comparte, lo que sea, algo material, una acción de perdón, reconciliación, apoyo o consuelo, comparte tu tiempo con un desamparado y cree en las promesas de Dios comprometiéndote en dar el diezmo de una manera planificada. Algunos dejan de dar porque creen que cuando dan pierden, al contrario, el que da gana porque lo que da se multiplica. Recuerda que Dios nos hizo libres para decidir, por lo tanto, decide amar como Dios nos ama, ya que si nos diéramos cuenta de cómo Jesús nos ama y se apoya en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él, por pequeño que sea, nos esforzaríamos más y más en corresponderle con todo nuestro ser (DJ Costa.)
Gracias por este regalo de poder compartir contigo mi experiencia de Dios, a través de los principios prácticos de la Corresponsabilidad con Intención. Si gustas recibir más información o tienes preguntas acerca de cómo aplicar la corresponsabilidad en tu vida, ministerio o parroquia, envíame un email a: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it., será un placer servirte.
¡Tus sueños son los sueños de Dios en ti, tu tarea es hacerlos realidad!
- Laura López es Directora Pastoral de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Indio.