Por Mario y Paola Martínez

Los Obispos de los Estados Unidos expusieron su carta pastoral, “Matrimonio: Amor y Vida en el Plan Divino” en noviembre de 2009, iniciando su reflexión sobre el matrimonio como “Un don natural y sobrenatural”. Presentan el matrimonio como una institución natural, “una bendición que nos viene de Dios Creador”, y la institución más antigua de la humanidad. La Biblia de principio a fin es una historia de amor; una historia de matrimonio. Comienza en Génesis con los primeros esposos, Adán y Eva, y termina con la visión de las gloriosas bodas del cordero en el libro de Apocalipsis. “El matrimonio no es. . . efecto del azar o producto de la evolución de fuerzas naturales inconscientes, es sabia institución del Creador realizar en el hombre su designio de amor” (Papa Pablo VI, Humanae Vitae, n. 8). Todo tiene que ver con el amor de Dios por Sus amados. Nosotros somos sus amados.

El Padre Bryce Sibley de la Diócesis de Lafayette escribió un hermoso artículo para el Homiletic & Pastoral Review que presenta el matrimonio como una vocación natural. Él dice: “El matrimonio, en su nivel más básico, es una vocación natural, un llamado escrito en nuestro propio ADN, en la estructura misma de nuestro ser”. Su afirmación, por supuesto, está respaldada por el Catecismo de la Iglesia Católica que enseña que “La vocación al matrimonio está inscrita en la naturaleza misma del hombre y la mujer ya que procede de la mano del Creador” (§1603).

Los obispos nos recuerdan que el matrimonio es un don natural que tiene un impacto en todos porque tiene el poder, por la gracia de Dios, de nutrir a los cónyuges, crear una familia y edificar la sociedad. Esto también está respaldado por la ciencia. Los investigadores han descubierto que los niños y jóvenes criados por padres en matrimonios saludables tienen menos probabilidades de abusar de las drogas y el alcohol y tienen más probabilidades de tener éxito académico. Las mujeres que tienen matrimonios saludables tienen menos probabilidades de sufrir violencia doméstica y más probabilidades de estar mental y físicamente sanas. Los hombres que están en matrimonios saludables tienen mejor estabilidad económica y tienen una mejor relación con sus hijos. Los investigadores también han encontrado muchos beneficios para las comunidades cuando tienen un mayor porcentaje de parejas en matrimonios saludables, como estadísticas de delincuencia más bajas e incluso valores de propiedad más altos. Queda claro que Dios diseñó el matrimonio para el bienestar de su pueblo.

El matrimonio es también un “don sobrenatural a la Iglesia”, una encarnación visible del amor de Cristo por la Iglesia, que Cristo mismo elevó a la dignidad de sacramento. El Papa Francisco explica que “La imagen de Dios es la pareja casada: el hombre y la mujer; no solo el hombre, no solo la mujer, sino ambos juntos”. Juntos, el esposo y la esposa están llamados a reflejar la comunión de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que viven en perfecta y eterna unión. A través de nuestro matrimonio, podemos ser un regalo para nuestra familia y nuestra comunidad, sirviendo a los demás y dando testimonio de la misericordia y el amor inquebrantable de Dios.

(Para descargar la carta pastoral y/o recursos adicionales lo invitamos a visitar sbmarriageinitiative.org.)

Mario y Paola Martínez son los co-directores de la Oficina de Pastoral Matrimonial y Familiar de la Diócesis de San Bernardino.