Por Petra Alexander

Nuestro Valle de Coachella es uno de los productores agrícolas más ricos del estado de California. La cosecha de frutas y verduras hace una referencia a la tierra de promisión por su belleza y abundancia. Pero las espaldas dobladas de nuestros hermanos y hermanas que laboran entre los surcos son una clave para comprender este milagro. Hilda Elías es una mayordoma de origen purépecha, mueve su cuadrilla de trabajadores por diversos cultivos, conoce el ciclo de las verduras de invierno: brócoli, lechuga, como el ciclo de primavera con la uva, la siembra de papas, tomates, chiles, coliflor y las de pleno verano como la berenjena, el chile pimiento… Conoce las tierras de los alrededores de Mecca, de Thermal, Oasis hasta las orillas del Lago Salado.

El trabajo del campo sigue como uno de los trabajos más pesados, y muy lentamente las leyes suben el salario federal del campo, oscila entre 9.50 dls. Hasta 15. El estado de California paga mejor, pero hay que restar el alto costo de vida. El sobre tiempo también se paga diferente en el campo, a nivel federal se paga después de 60 horas semanales y en California después de 40. Dependiendo de cuántos trabajadores estén en una cuadrilla, la ley varía si son más de 26 o menos. Por eso, es importante insistir en el aprecio y valoración de los trabajadores del campo. Los riesgos a que están expuestos por las temperaturas, el contacto con las químicas propias de la Agronomía, y tantas penalidades.

En nuestro estado de California, la memoria del Líder Campesino César Chávez nos dirige a una doble causa: la educación y los derechos laborales de los trabajadores del campo. Si los jóvenes que estudian y alcanzan la vida profesional no reconocen la contribución de los más humildes, poco hemos avanzado. “No basta enseñarle a nuestra gente joven que tengan éxito … para que puedan realizar sus ambiciones, para que puedan ganar buenas vidas, para que puedan acumular las cosas materiales que esta sociedad otorga. Estas son metas útiles. Pero no basta progresar como individuos mientras nuestros amigos y vecinos se quedan atrás”. Nuestra Iglesia nos invita a volver nuestra mirada al campesino con preocupación, con solidaridad y con gratitud. En cada verdura que elegimos en el supermercado, en cada fruta que llega a nuestra mesa, recordar a nuestros hermanos y hermanas que sostienen llenos de fe este esfuerzo, lo que llama: “el precio social”, que es mucho más que el precio económico. Reconozcamos también a todos los agentes pastorales que sostienen las luchas y afanes de los campesinos, a los que viven entre ellos y les llevan el Evangelio.

César Chávez repetía en su mensaje: “No hay sustitutos para trabajar 23 o 24 horas al día. Tampoco los hay para aguantar con paciencia las cosas.” En otro discurso afirmó: “La verdadera educación debería consistir en sacar la bondad y lo mejor que hay en nuestros propios estudiantes. ¿Qué libro puede ser mejor que el libro de nuestra propia humanidad?” Esta temporada en la que tanto en el mundo del trabajo del campo como en el de la Educación, se conmemora la herencia de César Chávez, unamos nuestra petición de justicia y reconocimiento para los trabajadores del campo, con nuestros sueños por una educación comprometida con la transformación social.

 Petra Alexander es la Directora de la Oficina de Asuntos Hispanos de la Diócesis de San Bernardino.