Este 12 de diciembre el resplandor de Nuestra Señora de Guadalupe brilla, como brilló en el amanecer del Tepeyac anunciando un tiempo nuevo de Salvación para el pueblo lastimado por la conquista.
Después de este periodo de Pandemia, las comunidades Hispanas se hacen presentes reaccionando a la Madre que siempre convoca con sus amorosas preguntas: ¿Qué temes? ¿No ves que estoy yo aquí que soy Madre?”
Es un poco a poco. Todavía no se han podido recuperar las dos grandes peregrinaciones: la Gran Peregrinación de Palm Springs – Coachella, organizada entre 12 parroquias que atraviesa 7 ciudades. Tampoco se pudo realizar el Camino de San Juan Diego, que traviesa la ciudad de Riverside con su subida al cerrito de Mount Rubidoux. Las regulaciones por el COVID aún pesan en la preocupación pastoral y cívica, aunado con la dificultad financiera en la que muchos latinos están luchando por las consecuencias de la pandemia. Pero estamos seguros de que para tiempos que vienen, estemos más reestablecidos en salud física, mental y financiera.
Agradecemos a todos los responsables de estas celebraciones por hacer sus programas parroquiales, por convocar a la comunidad y cuidar de las medidas de seguridad. Todos nos quedamos con las palabras de la Virgen: “Ten por seguro que yo bendeciré todos tus trabajos.”