Por Petra Alexander
El coronavirus ha puesto a nuestros científicos a estudiar intensamente algo desconocido, peligroso y urgente. El contagio de este virus se ha comparado al fuego de un incendio, que si no logra apagarse, puede rodearnos y terminar en catástrofe. Si el virus sigue pasando a más y más personas, va mutando en nuevos virus y será más difícil luchar contra tantos enemigos. Tener una vacuna es un logro y ahora el desafío es administrarla a la población. En primer lugar debemos respeto y gratitud a quienes han pasado días y noches estudiando el virus, revisando información sobre todos los avances del sistema inmune y cómo proveer a los humanos de una resistencia. En segundo también debemos respeto y gratitud a las agencias de salud que coordinan la distribución y acceso de la vacuna a la población.
Muchas personas preguntan por garantías, por fallas éticas, por consecuencias derivadas de la vacuna. Se han sembrado muchas teorías con información no verificada y se ha especulado con montajes, es lamentable la desconfianza y la duda referente a la vacuna. En otras pandemias, las vacunas llegaron también entre temores, a veces los gobiernos obligaron a las poblaciones a recibirlas, y se vio cómo quedaron expuestos a las consecuencias quienes se negaron. Es importante insistir que cuando una vacuna se aprueba, se han hecho ensayos, se han revisado y revisado resultados, y que esto también puede tener excepciones, siempre habrá riesgos, no estamos exentos de ello.
Es por esto por lo que el ministerio hispano de la Región XI, está apoyando un constante mensaje para dar a conocer lugares de vacunación. Nos impactó que, en los días más críticos de contagio en el Sur de California, 70% de los enfermos hospitalizados eran hispanos, lo cual se explica por los trabajos expuestos, pero también por las condiciones preexistentes de nuestra comunidad, en primer lugar la diabetes, la hipertensión, la obesidad y falta de actividad física. Todos los días nuestros condados actualizan la información sobre las edades que pueden ya inscribirse, así como los porcentajes de vacunados. Hasta mitad de mayo, el área de Coachella Valley tiene uno de los mejores porcentajes entre nuestra comunidad latina, y todavía el área de Jurupa Valley, Ontario y varias áreas del condado de San Bernardino, necesitan completar las metas entre latinos. Por eso necesitamos todos trabajar en promover la vacunación oportuna. Sabemos que hay personas parcialmente vacunadas, que recibieron la primera dosis y no regresaron por la segunda, y que algún efecto les infundió temor. El Instituto John Hopkins afirma que es necesario un 70% de la población reciba la vacuna para lograr la inmunidad poblacional. Al vacunarnos elevamos nuestra capacidad inmune individual para vencer el COVID, pero también, protegemos a otros.
Todos debemos entender que las vacunas se van mejorando, que los estudios sobre casos particulares continuarán, y que el desafío de erradicar este virus será una meta para la ciencia siempre y cuando las comunidades ayuden. Continuamos con las recomendaciones porque el proceso de inmunidad apenas comienza. Aunque ya estemos vacunados, cuando estamos en lugares o reuniones con desconocidos y no sabemos si ellos están o no vacunados, el riesgo persiste, por eso continuar la higiene constante, y el uso de la mascarilla. También en la pandemia de la Gripe Española, que atacó mayormente a los niños, aunque superaron la enfermedad, se seguía recomendando tomar cítricos por la ayuda de la vitamina C. Tenemos la bendición de estar en un país que está movilizando la aplicación de varias marcas de vacunas, que se ofrecen gratuitamente, que están disponibles en diversos sitios en cada condado. Basta visitar la página web de ambos condados y ver en qué grupo van y cuándo hay horarios disponibles. La vacuna es gratuita, la administra personal cualificado, no se necesita demostrar estatus migratorio y se puede reportar algún síntoma desfavorable. Pensemos cuántas personas en nuestros países sueñan y desean lo que nosotros tenemos al alcance. Hemos perdido mucha gente querida. Seguimos en duelo, pero este dolor nos compromete en la búsqueda de soluciones. La responsabilidad de cuidarnos unos a otros tiene el tiempo contado y tomar la decisión de recibir la vacuna, es una decisión a la luz del mandamiento de Jesús, por amor a nuestros semejantes.
Petra Alexander es la Directora de la Oficina de Asuntos Hispanos de la Diócesis de San Bernardino.