Por David Okonkwo
Noviembre es un mes especial para los católicos de descendencia africana, es un tiempo en que celebran con la Iglesia los gozos y las penas de ser negro y católico. La historia de personas de descendencia africana en la Iglesia de Jesucristo es una historia de imposición. Simón el Cirineo es forzado a ayudarle a Jesus a cargar la cruz. Después Simón siente empatía y después amor. Es la búsqueda curiosa y el espíritu del eunuco etíope que lo llevó a su bautizo. Es una historia como ninguna otra. Pero mira dónde estamos hoy.
Los esclavos fueron forzados a asistir a la iglesia de sus amos y por lo tanto se quedaron y ayudaron a construirla, a pesar de los tratamientos que recibieron. Ellos vinieron y creyeron en una verdadera Iglesia Católica. Pero incluso antes, los españoles al llegar y convertir a los Nativos Americanos llegaron con personas negras libres. La historia nos cuenta que hemos estado aquí desde el principio de la iglesia de este país y también hemos estado desde el principio con nuestro Señor Jesús el Cristo. Y, por lo tanto, al celebrar en noviembre este año, quiero mencionar los seis hombres y mujeres afroamericanos en camino a la santidad.
El Venerable Pierre Toussaint, un peluquero de alto rango. Cuando su ama estaba por morir, ella deseó que fuera liberado después de su muerte. El usó su dinero para comprar a muchas personas negras de la esclavitud y darles su libertad.
La Venerable Henriette Delille-de una familia rica que peleó por los negros e indígenas con su herencia y fundó una congregación que luchó con ella y aceptó a las mujeres negras en su convento.
Madre Mary Lange, Sierva de Dios- una mujer libre quien arriesgó su vida al dedicarse a enseñar a niños en salones escondidos en las instalaciones de las iglesias en Baltimore, donde se mantuvo segura. Después fundó las Hermanas Oblatas.
El Venerable Padre Augustus Tolton-reconocido como el primer sacerdote negro en los Estados Unidos por que los Healys, otros sacerdotes, pasaban como blancos y escondían su raza. Padre Tolton nació en la esclavitud, sufrió inmensamente en su camino al sacerdocio y sufrió todavia más como sacerdote, muriendo muy joven en su sacerdocio.
Julia Greeley, Sierva de Dios, quien básicamente vivió en la calle. Usó todo su dinero que ganaba como empleada doméstica/cocinera para ayudar a aquellos que vivían en la calle. Dio su vida para que aquellos en la calle tuvieran una mejor vida.
La Hermana Thea Bowman
Y aquí la Sierva de Dios la Hermana Thea Bowman- una Hermana Franciscana de Adoración Perpetua. Ella fue una estrella fugaz, una evangelizadora de su propia gente, ella evangelizó al mundo. Cuando le preguntaron qué significaba ser negro y católico, ella respondió que uno viene a la iglesia “funcionando completamente” significando que viene a la iglesia lista. Ella dijo “Me traigo a mí misma, mi yo negro, todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que espero llegar a ser, traigo toda mi historia, mis tradiciones, mi experiencia, mi cultura, mi canto y baile y gesto y movimiento y enseñanza y predicación y sanación y responsabilidad Afroamericano como regalo a la iglesia.”
Y eso es lo que las personas de descendencia africana traen a la iglesia, su singularidad. Como el Papa San Juan Pablo II dijo que los africanos están llamados a traer a la Iglesia su singularidad, su don de su negrura.
David Okonkwo es el director de la Oficina Diocesana de Católicos de Descendencia Africana