SAN BERNARDINO- Jorge Montenegro ofrece una disposición amable, sonriendo con frecuencia y conversando con facilidad.
Pero toma en serio las finanzas.
Lo tendrá que hacer al comenzar su ministerio como Director de Finanzas de la Diócesis. La pandemia del COVID-19 ha tenido un gran impacto financiero sobre la diócesis, las parroquias y las escuelas Católicas y Montenegro sabe que su ministerio será esencial en los próximos meses y años.
“Me siento estresado,” admite él. “Pero tengo confianza de que la divina providencia me guiará a través de estos tiempos difíciles. Creo que el Señor me ha dotado con dones que me permiten entender el camino que debería de seguir.”
Montenegro, un nativo de Costa Rica, viene a la Diócesis después de una temporada de 10 años en la Diócesis de Fort Worth, Texas, donde trabajó primero como auditor interno y luego como Tesorero. Durante su ministerio en Fort Worth Montenegro desarrolló el primer programa interno de auditoría para la Diócesis y guió la implementación de un programa en-línea para supervisión presupuestaria, reportes de gastos de tarjetas de crédito, contabilidad de fondos de beneficencia y un programa general de contabilidad para la Diócesis y sus parroquias y escuelas.
La buena planeación financiera y mantenerse dentro de los presupuestos serán claves para navegar la crisis financiera causada por la pandemia, dice Montenegro.
“Las finanzas se tratan de disciplina,” dice él. “Podemos establecer metas financieras y si mantenemos esa dirección a través de cumplir con nuestros gastos presupuestarios, deberíamos de tener algún nivel de flexibilidad. Yo siempre utilizo la frase “Si Dios quiere” porque Él siempre tiene la última palabra.”
La Diócesis de San Bernardino no es completamente desconocida para Montenegro. Él vivió un tiempo en Riverside. Dice que la Diócesis de San Bernardino es parecida en tamaño físico y número de parroquias y escuelas, pero existe una diferencia importante. “El número de Católicos en San Bernardino es casi el doble de la población de Católicos en Fort Worth.”
Montenegro es apoyado en su nuevo ministerio por su esposa, Patricia, y su hijo, Santiago. Dice que es gran fan del fútbol y espera con interés poder probar las diferentes comidas que están disponibles de las varias comunidades étnicas presentes aquí.
Hace años, Montenegro dice que oró por un trabajo que lo hiciera sentirse pleno. Lo ha encontrado en el ministerio de finanzas de la Iglesia.
“¿Cuál mayor propósito podría existir?” dice él.