Por José Luis Elias,
Director de la Oficina de Educación y Formación
Servir a quienes sienten el llamado a un ministerio más específico y responder a las necesidades de las comunidades parroquiales es la meta de los dos cursos de nivel avanzado que ofrece la Oficina de Educación y Formación del Departamento Vida, Dignidad y Justicia de la Diócesis de San Bernardino. Este año ambos cursos se llevaron a cabo contando con 22 estudiantes en el curso de Cuidado Pastoral y 52 en el de Caridad y Justicia. Los cursos, de un año de duración, comenzaron en octubre con jornadas intensas de fin de semana de 8:30 AM a 4:30 PM.
Los equipos de instructores siguieron un calendario que encaminó a los estudiantes de manera cada vez más profunda en áreas específicas del ministerio. Cabe mencionar que el curso de Cuidado Pastoral se lleva a cabo en colaboración con la Universidad Loyola Marymount de Los Angeles (LMU), concretamente, el programa sigue los estándares del Centro para la Religión y la Espiritualidad y la universidad provee a un profesor experto en el tema. El programa Caridad y Justicia colabora con la Oficina para el Diaconado Permanente y cuenta con un equipo muy especializado de instructores… Todo iba muy bien cuando, de pronto, en el mes de marzo, se nos avisó que, por razones de prevención de contagios del Coronavirus, toda actividad grupal de ministerios en la Diócesis se debía de suspender. ¡Esto fue un “shock” para todos! Las preguntas eran, ¿y qué va a pasar con los cursos? ¿Ya no los vamos a terminar? ¿Hasta cuándo y cómo se completarán?
Sentíamos en el ambiente lo que dijo Abraham a su hijo Isaac: “Dios proveerá” (Gen. 22,8). En aquel momento, los coordinadores pensamos que con la cuarentena de unas dos o tres semanas ya todo volvería a la “normalidad”, pero dudábamos y nos preguntábamos, ¿y si esto continúa? En discernimiento una instructora nos cuestionó a todos: “Y la caridad y la justicia, ¿cuándo se ejercen? ¿No es acaso cuando se necesitan? ¿No es cierto que en estas circunstancias el cuidado pastoral es muy necesario?” Fue entonces cuando como equipo decidimos que los cursos continuarían, pero ahora con un giro radical: la enseñanza sería virtual y se entrenaría a los participantes en cómo organizarse por comunidades y ministerios para que pusieran en práctica lo que estaban aprendiendo. Los efectos inmediatos de la pandemia como la enfermedad, el sufrimiento, el aislamiento, el duelo, el desempleo, la falta de alimentos, el no poder hacer los pagos de la renta, las utilidades y otras necesidades, etc., demandaban de la Iglesia una respuesta concreta. Instructores, equipo coordinador y estudiantes utilizamos los efectos de la pandemia como la circunstancia que más podía enseñarnos a practicar la caridad, la justicia y el cuidado pastoral. Entre otras cosas, se aprendió a elaborar listas de recursos materiales y espirituales; a elaborar bases de datos de feligreses, especialmente de los más vulnerables; a crear árboles telefónicos para contactar rápidamente a los feligreses por llamadas y mensajes. Se aprendió a identificar y colaborar con las organizaciones e individuos que promueven la caridad y la justicia y a ofrecer cuidado pastoral a los enfermos, sus familiares y a aquellos que en la comunidad sufren más. El saberse parte de un grupo en proceso de aprendizaje motiva a los estudiantes a ser creativos y llevar la esperanza con acciones concretas a cada vez mayor número de personas impactadas por una pandemia que se prolonga. Los estudiantes del programa Caridad y Justicia terminaron sus clases a finales de julio y continuaron su entrenamiento por vicariato durante el mes de agosto. Por su parte, los estudiantes del programa de Cuidado Pastoral tuvieron la Misa de Acción de Gracias por el final del curso el sábado 5 de septiembre y LMU les celebró su graduación virtual el sábado 26 de septiembre. Los participantes de ambos grupos son conscientes de que lo que destacó el Señor Obispo Rojas en la Misa de Acción de Gracias es una verdad desafiante que ellos asumen: “A ustedes les toca continuar en la historia de hoy el ministerio sanador de Jesús, el Buen Pastor.”