Doce hombres cuentan sus historias de prepararse para la Ordenación
El 24 de agosto, el Obispo Gerald Barnes ordenará 12 hombres al diaconado de una de las clases más grandes en los 40 años de la historia de nuestra Diócesis.
Los candidatos al diaconado vienen de diversos orígenes y representan cuatro de los seis vicariatos. En este tiempo antes del Día de su Ordenación, los hombres reflexionaron sobre su camino hacia el Diaconado Permanente.
Jose de Jesus Lopez
Esposa: Maria Eva Lopez
Parroquia: Our Lady of Mt. Carmel, Rancho Cucamonga
Ocupación: Contratista General
Ministerios de interés: Cuando esté sirviendo y pueda identificar cuales necesidades son las más urgentes, me enfocaré en estas áreas. Reflexiones sobre el diaconado y el papel de su esposa: Sentí el llamado de servir a los demás cuando entendí en mi corazón el llamado que nuestro Señor Jesucristo nos da a cada uno de servir a la comunidad. Mi esposa fue y es la que tuvo el papel más importante en esta jornada. Sin ella y su apoyo interminable a través de cada etapa, no estaría yo aquí hoy. Este camino no ha sido fácil pero por ella, he podido llegar a este punto. Mientras seguimos adelante hacia nuestra nueva jornada, es su apoyo continuo y su entendimiento de lo que se nos pedirá y su disponibilidad que serán esenciales para mí como un ministro ordenado.
Gustavo Morales
Esposa: Francisca Morales
Parroquia: Christ the Good Shepherd, Adelanto
Ocupación: Director de Educación Religiosa
Ministerios de Interés: Catequesis
Reflexiones sobre el diaconado y el papel de su esposa: Toda mi vida, era mi instinto saber más de Dios. En 2007, sentí una necesidad más fuerte de participar en la iglesia y conocer más de Dios. En nuestra parroquia, conocí a las Hermanas Evangelizadoras Eucarísticas de los Pobres, que me dieron una invitación de participar en el Ministerio de pequeñas comunidades de fe. Me involucré y me gustó mucho porque empecé a saber más sobre la Biblia y al mismo tiempo, aprendí sobre las necesidades de la comunidad. Entonces empecé a prepararme más, para saber cómo hablarles a las personas sobre la Palabra de Dios. Gracias a las monjas que me alentaron y me dieron la confianza que yo también podía hablar de Dios, conocí a un sacerdote años después que me invitó al diaconado. En ese tiempo, yo dije que no porque dudaba que yo podía hacerme un diácono, pero en mi mente y en mi corazón algo permanecía. Luego en 2011, otro sacerdote llegó a nuestra parroquia y él también me invitó (al diaconado), pero en esta ocasión recibí la información y asistí la noche informativa que nuestra diócesis organiza cada año. En mi proceso de formación al diaconado, mi esposa siempre ha sido una parte muy importante. Ella siempre ha sido un gran apoyo en todas mis decisiones que he hecho sobre mi formación al diaconado. Ella siempre será parte de mi jornada dondequiera que yo vaya. Ella irá conmigo porque Dios nos hizo una persona, para que ella siempre esté a mi lado como un ministro de la iglesia.