Doce hombres cuentan sus historias de prepararse para la Ordenación
El 24 de agosto, el Obispo Gerald Barnes ordenará 12 hombres al diaconado de una de las clases más grandes en los 40 años de la historia de nuestra Diócesis.
Los candidatos al diaconado vienen de diversos orígenes y representan cuatro de los seis vicariatos. En este tiempo antes del Día de su Ordenación, los hombres reflexionaron sobre su camino hacia el Diaconado Permanente.
Jose Domingo Bonilla
Esposa: Dolores Bonilla
Parroquia: St. John XXIII, Fontana & Rialto
Ocupación: Gerente de ventas
Ministerios de interés: Justicia social, matrimonio, los ancianos.
Reflexiones sobre el diaconado y el papel de su esposa: Después de servir con mi esposa en el Encuentro Matrimonial Mundial por casi 18 años, sentí mi llamado al diaconado. No fue fácil para mí, pero quizás yo estaba abierto a escuchar la voz de Dios. Un día, oí la lectura de Juan 15-16 “Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.” Y yo dije ‘aquí estoy, Señor.’ Entonces le mencioné a mi esposa, Dolores, que yo seguiría a Jesús al diaconado. Ella no estaba totalmente convencida entonces discernió alrededor de un año, después del cual ella estuvo de acuerdo caminar conmigo en esta nueva jornada como lo hemos hecho en nuestros 41 años de matrimonio. Yo creo que sin mi esposa y su apoyo y la ayuda de Dios, yo no pudiera haber tenido esta vida o haber estado en este camino espiritual. Mi esposa será la mejor compañera en mi nuevo papel.
Lucio Espinoza
Esposa: Donna Espinoza
Parroquia: St. Joseph, Barstow
Ocupación: Supervisor de obreros
Ministerios de interés: Ministerio de Justicia Restaurativa sirviendo a los jóvenes en el centro de detención juvenil y otros ministerios parroquiales para los jóvenes.
Reflexiones sobre el diaconado y el papel de su esposa: Recuerdo que cuando yo era pequeño en la escuela Católica me dijeron que yo tenía un llamado especial. Y, para ser sincero, cuando yo era niño, yo no sabía lo que esto significaba; incluso ahora, de adulto, no puedo decir que entiendo por completo. Lo que sí se es que todos tenemos un llamado especial en la vida. San Pablo nos recuerda en su carta a los romanos “Tenemos diferentes dones, de acuerdo con la gracia que se nos ha dado” (Romanos 12:6a). Mi respuesta al llamado al Diaconado ha sido a través de toda una vida de inspiraciones y búsquedas. Al principio, no podía identificar mi llamado como un llamado al Diaconado; sin embargo; ahora puedo ver que todo lo que he vivido me ha traído hasta este punto. Con la decisión de servir a Dios y Su Iglesia como un diácono ordenado; siento paz y harmonía dentro de mi alma y mi corazón. Donna me ha acompañado en este camino. Ella me ha amado y apoyado en cada paso. Donna es la persona más importante en mi vida, servicio y ministerio y ella la seguirá siendo después de la ordenación. Hemos llegado a este punto en nuestra vida juntos sólo por la gracia de Dios. Y, será a través de su Gracia que nos enfrentaremos a cada aspecto de nuestra vida y ministerio juntos uno al lado del otro tomados de la mano.
John Gabriele
Esposa: Angie Gabriele
Parroquia: St. Catherine of Alexandria, Temecula
Ocupación: Trabajador independiente, Instructor de autodefensa Krav Maga
Ministerios de interés: Comunión a los enfermos y los confinados a casa
Reflexiones sobre el diaconado y el papel de su esposa: Este llamado de servir a Dios empezó de una manera muy sutil hace 14-15 años cuando empecé a preguntarle a Dios ‘¿qué es lo que quieres de mi vida?’ Sentado en las bancas, preguntándole a Dios por uno o dos años esta pregunta sin saber que Él me estaba respondiendo pero yo no lo oía. Yo seguido oía que nuestra parroquia necesitaba catequistas. Yo estoy entrenado como maestro pero no pensaba que esto era para mí por que yo no sabía mucho sobre la fe Católica. Una y otra vez, oía esto y finalmente dije ‘está bien, está bien, te oigo.’ Entonces di clases de confirmación por muchos años y me encantó. Y desde ahí, con la ayuda y los ejemplos de diáconos, sacerdotes, amigos y parroquianos, el llamado al diaconado se hizo mas fuerte. Mi esposa, Angie, ha estado a mi lado a través de nuestros siete años de discernimiento y formación. No podría haber tenido un proceso de discernimiento exitoso si no fuera por el tiempo, esfuerzo y apoyo de su parte. Nuestra fe en Cristo y su Iglesia ha crecido tremendamente para los dos. Ella continuará a apoyar este llamado y misión en lo que servimos el pueblo de Dios.