MaradiagaPor Dr. J. Antonio Medina

SAN BERNARDINO—Todavía nos sorprende que hayamos tenido al Cardenal Rodríguez en nuestra Diócesis. Mucha gente aún me pregunta siendo un hombre tan ocupado, ¿cómo lograron que viniera? Es miembro del Sínodo Universal, del Consejo del Papa, Presidente de Caridades, Cardenal de Honduras, además de otros muchos cargos de altísima responsabilidad. 

Las religiosas y los religiosos que lo oyeron hablaban de la sencillez en su trato, el poder de sus palabras. Los sacerdotes que participaron en el retiro estaban realmente conmovidos por la riqueza que les trasmitió en cada una de las 11 charlas que pronunció y las cuatro Misas que presidió en las que predicó para ellos. 

Llegó el lunes 26 de enero por la mañana. Tuve el privilegió de ir por él a San Diego donde había participado en una reunión de Obispos de todo el mundo. Además ya había pronunciado el día anterior una cátedra magistral en la Universidad de Santa Clara, conferencia que suscitó comentarios en todos los diarios religiosos del mundo pues habló de los cambios que se esperan en el proyecto de Renovación de la Curia en el Vaticano. 

El retiro de los sacerdotes empezó la tarde lluviosa del lunes 26 de enero y el Espíritu de Dios estaba presente en el salón de conferencias de la casa de retiros. Su eminencia quiso conocer a todos los sacerdotes por su nombre y pidió que se presentaran, por toda esa semana llamaba a cada sacerdote por su nombre. Sorprendentemente conserva en su memoria los nombres de cada uno de los obispos de las diócesis que ha visitado en el mundo y de muchos otros sacerdotes y fieles a los que ha conocido en sus múltiples viajes. El dice que como maestro salesiano aprendió a memorizar los nombres de sus alumnos. La primera conferencia a los sacerdotes empezó con una invitación a que cada uno de ellos hiciera el esfuerzo de conocerse a sí mismo para poder aceptarse. El ofreció los criterios y las estrategias para este proceso así como ejemplos de santos de todos los tiempos que iniciaron su proceso de santidad con este importante paso del desarrollo espiritual y humano. La última conferencia del retiro fue sobre la Virgen María a quien llamó primera discípula de Jesús y primera evangelizadora. La devoción a María es una excelente ayuda para la vocación de los sacerdotes. Durante la semana tuvo tiempo para cada uno de los sacerdotes que desearan hablar individualmente con él, así como para atender a personas que llegaron de diferentes partes del país para tener unos breves minutos con él. Nunca dice que no a nadie. 

El jueves por la tarde presidió una Liturgia Penitencial con los sacerdotes en la que los invitó a que se confesaran con el sacerdote de su preferencia, él mismo se acercó al sacerdote que estaba sentado en la primera banca para confesarse y recibir la absolución. Un gesto cargado de autenticidad porque no sólo predica sino además puso el ejemplo. 

El viernes después de la Misa en la casa de retiros nos dirigimos al Centro Pastoral para comer con sacerdotes, religiosos, religiosas y diáconos que ya lo esperaban. Después de la comida habló por más de dos horas sobre la Iglesia en el mundo y los cambios que ya se están dando bajo el pontificado del papa Francisco. Fue un mensaje cargado de esperanza y un testimonio vivo de que el Espíritu Santo dirige nuestra Iglesia. Hubo un periodo de preguntas de parte de los participantes a las que con plena libertad el Cardenal respondió. Habló con gran entusiasmo del futuro de la vida religiosa y de cómo empieza de nueva cuenta a crecer el número de candidatos y candidatas. Nos motivó para tomar la responsabilidad de apoyar a los y las jóvenes que quieren consagrar su vida a Dios. 

Después de esa conferencia, el Cardenal atendió en privado a algunos sacerdotes que lo habían solicitado, visitó la Catedral de nuestra Señora del Rosario y casi sin descansar dirigió una conferencia a los líderes laicos de nuestra Diócesis en la que habló del documento de Aparecida. En esa conferencia explicó la importancia de este documento en el Continente Americano y la íntima relación que tiene con la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio), pues el papa Francisco, entonces Cardenal Jorge Bergoglio, fue el presidente del equipo redactor de este documento que recoge las aportaciones de laicos, sacerdotes y obispos de todo el continente sobre los retos de la evangelización. 

Todas sus presentaciones las empezó cantando, pues además de piloto aviador, es un excelente músico y compositor. El compuso una canción: música y letra con el tema de La Alegría del Evangelio, en donde cita frases de la Exhortación, pero también otras frases del papa Francisco. El invitó a que la cantaran con él en inglés y en español, fue una verdadera fiesta para todos. Al final de esa conferencia y después de un día lleno de actividades, lo llevamos al aeropuerto de Los Ángeles pues a la medía noche voló para su natal Honduras donde al día siguiente a primeras horas de la mañana debía celebrar la Misa de San Juan Bosco, su santo patrón, pues él sigue sintiéndose un religioso salesiano. 

Mil cosas mas podríamos decir de la visita del Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, que han tocado el corazón de nuestra comunidad, pero por ahora los invito a que demos gracias a Dios por el privilegio de haber tenido a este hombre bueno y santo entre nosotros y que nos pongamos a trabajar en la construcción de la Iglesia que él junto al Papa Francisco nos están mostrando. 


El Dr. J. Antonio Medina es el Director de la Oficina para la Formación Continua de Sacerdotes de la Diócesis de San Bernardino.