Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,


La Paz y bienestar esté con ustedes en estos días de otoño. Como decimos, ¡el tiempo vuela! Se acercan los días frescos y estamos esperando la llegada de las festividades de esta temporada del año con el Día de Acción de Gracias y luego el comienzo del Santo Tiempo de Adviento en preparación para la Navidad. Recordemos las muchas maneras en que Dios nos bendice y démosle toda la alabanza y el agradecimiento.


En los días recientes, hemos pasado por una elección nacional y Donald Trump fue elegido por el pueblo para ser nuestro próximo presidente. Felicito al Presidente electo Trump por su victoria y les pido a todos que se unan conmigo en oración por él mientras se prepara para tomar liderazgo de nuestro país en estos tiempos difíciles. Sé que algunas personas probablemente están muy contentas con los resultados de la elección mientras que otras están muy decepcionadas. Como saben, nuestro país está más polarizado que nunca y, tristemente, esto se extiende a nuestra Iglesia, somos miembros de la sociedad. Pero si miramos esta elección y sus resultados desde la perspectiva de nuestra fe Católica, sabemos que hemos cumplido con nuestra responsabilidad al participar como ciudadanos fieles. Hemos formado nuestra conciencia y analizado los asuntos y como se relacionan a la enseñanza social Católica y la moralidad de nuestra Iglesia, y hemos emitido nuestro voto. Si hemos hecho esto, podemos, y debemos, estar en paz con el resultado. Oremos por nuestro nuevo presidente, apoyémoslo cuando sus políticas reflejan nuestros valores Católicos y expresemos nuestra preocupación cuando sus políticas contradicen nuestros valores.


Como expresé en mi mensaje antes de las elecciones, la Iglesia Católica no se alinea con el Partido Democrático ni con el Partido Republicano, por lo que no debemos de encajar nuestra fe en los principios de nuestro partido político preferido. Más bien, debería de ser de la otra manera. Muchas personas quisieran ver a la Iglesia Católica actuar como un partido político, pero no somos un partido político. Somos la Iglesia de Jesucristo, guiada por los valores del Evangelio.


Las elecciones pueden haber terminado pero nuestra responsabilidad de participar en el proceso cívico al abogar sobre los asuntos morales que están siendo impactados por la póliza pública no ha terminado. Sin duda, existen muchos asuntos que enfrentamos: la protección de los no nacidos, reforma de las pólizas migratorias para proteger la vida y la dignidad de nuestros hermanos y hermanas migrantes, defender los valores familiares y los derechos de los padres, abordar la crisis climática y asegurar acceso a cuidado de salud de calidad y educación para todos, entre muchos otros. Tendremos que dejar nuestras posiciones claras al Presidente Trump y a los legisladores en todos los niveles del gobierno sobre estos asuntos y otros en los meses y años venideros.


Por último, recordemos, tras esta polémica temporada electoral, que todos nuestros hermanos y hermanas son dignos de nuestro respeto y trato civil, sin importar por quién votaron el 5 de noviembre. Recordemos que, como Cristianos Católicos, vivimos según los valores del Evangelio. Por lo tanto, no debería haber lugar para la violencia y el desorden como respuesta al resultado de esta elección. Ha sido una verdadera bendición poder participar en escoger nuestro próximo presidente. Oremos por el Presidente electo Trump y por nuestro país. Que El Espíritu Santo nos inspire y nos fortalezca a todos con sabiduría y amor al comenzar este nuevo capítulo y que se haga la voluntad de Dios.