Por John Andrews
En las colinas serenas de un monasterio benedictino en el sur de california el verano pasado, Greg Montigny luchaba con las memorias horríficas de una década de abuso sexual infantil.
Él vivió sus propias Estaciones del Cruz, vistió el sudario de un cadáver, y experimentó un entierro simbólico- y luego el ascenso a una vida nueva.
Montigny dice que su experiencia de participar en el retiro Grief to Grace (del duelo a la gracia) para víctimas sobrevivientes del abuso sexual fue un hito hondo y profundo en su camino de sanación. “Ese retiro literalmente cambió mi vida en toda las maneras posibles,” dice Montigny.
Hace dos años, la Oficina Diocesana de Protección de Niños y Jóvenes (OCYP por sus siglas en inglés), en su ministerio a víctimas-sobrevivientes, comenzó a promover los retiros Grief to Grace de una semana en California, colaborando con una organización sin fines de lucro All Things New (Todas las Cosas Renovadas). Se enfocan específicamente en sanar las heridas del abuso en un formato de retiro para ayudar a los sobrevivientes a unir su sufrimiento con la agonía, las traiciones, el abandono, y el sufrimiento de Cristo. Grief to Grace es guiado por un equipo de facilitadores entrenados que típicamente incluye dos profesionales de la salud mental y dos sacerdotes, para responder a las necesidades espirituales y psicológicas del proceso de sanación de los participantes del retiro. Grief to Grace utiliza las técnicas del psicodrama para conectar las experiencias de abuso de los participantes con la pasión y muerte de Jesús. También toma un enfoque integral, identificando y sanando partes del cuerpo de los participantes que siguen cargando el estrés y el trauma del abuso que vivieron.
“La mayoría de las cosas católicas en las que había participado eran superficiales,” dijo Montigny. “Esto fue intenso… estábamos exhaustos.”
El Director Diocesano de OCYP, Elder Samaniego coordinó el retiro al que asistió Montigny el año pasado. De los 15 participantes, siete eran de la Diócesis de San Bernardino.
Habiendo crecido en Canadá en los años 1970s y 80s, Montigny describe la severidad del abuso que vivió como estando “en la parte honda de la alberca.” Dice que comenzó cuando tenía tres años y duró más de una década. Fue traficado, con el permiso de su padre, y a la edad de siete años contrajo el virus HPV y Condylomata como resultado de su abuso. A la edad de 14 años estaba viviendo en las calles de Ottawa.
Pero mientras muchos de sus compañeros en ese ambiente cayeron en el abuso de las drogas y el alcohol, Montigny comenzó un periodo extendido de búsqueda espiritual que lo llevó desde monasterios Budistas en Asia hasta templos Judíos en el sur de California y finalmente a la fe Católica en la que nació. Aunque todavía tenía que enfrentar su experiencia de abuso, Montigny dice que piensa que su interés en diferentes disciplinas espirituales fue un don de Dios para ayudarle comenzar a hacerle frente.
“Estaba buscando alivio existencial,” dice él. “Dios me estaba extendiendo la mano, y Él me estaba dando una inclinación espiritual super fuerte a una edad temprana.”
Como muchas víctimas- sobrevivientes, Montigny reprimió las memorias de su abuso por muchas décadas. A finales de 2016 empezaron a resurgir, hundiendo la vida que conocía. Sus relaciones, incluyendo su matrimonio, y su sentido de si mismo sencillamente se “desintegraron” bajo el peso del trauma, dijo él.
Regresó a Canadá a enfrentar a sus abusadores, resultando en cargos criminales contra uno. Exigió sus récords médicos de sus niñez para confirmar una cirugía dolorosa que tuvo como resultado de su abuso.
El recuperar sus memorias de haber sido abusado también lo llevó a regresar a la Iglesia Católica. Enfrentar lo que le había pasado también lo obligó a reconocer que verdaderamente existe el maligno en el mundo, dijo él, pero esto también hizo que Dios fuera más real y que también el sufrimiento y el sacrificio de Jesús en la Cruz fuera una “realidad ontológica,” para él.
“Cristo comenzó a tener sentido,” dijo él. “Era la única cosa que explicaba lo que me había pasado.”
Confirmado en 2021 Montigny se refiere a su camino a la fe Católica como un “lento gateo.” Continuaba luchando con el dolor, el enojo y la ansiedad que las memorias del abuso le producían hasta que la experiencia del retiro Grief to Grace el año pasado le dio esperanza. Inspirado por Samaniego y otros de la Diócesis que conoció en el retiro; Montigny tomó la decisión de mudarse de Santa Clarita a Redlands.
“La Diócesis de San Bernardino es un lugar que entiende la importancia de tener un ministerio para los sobrevivientes del abuso sexual,” dice él.
Montigny dice que le gustaría ministrar a otros sobrevivientes de abuso sexual y ayudar a guiarlos en los lemas que aprendió en el retiro que vivió. Actualmente está matriculado en el programa del Certificado Pastoral de la Universidad de Loyola Marymount para profundizar su conocimiento de la fe católica y desarrollar las habilidades para ser de mejor ayuda a otros sobrevivientes de trauma.
Mientras que la crisis de abuso sexual clerical ha aumentado la conciencia entre los Católicos sobre el abuso sexual infantil, Montigny compara a las víctimas-sobrevivientes a “leprosos” en la Iglesia, diciendo que piensa que la mayoría no quiere escuchar las historias de abuso que él y otros tienen para contar. Dice que su ministerio será para ayudar a víctimas-sobrevivientes sentirse más confortable en la vida parroquial, y ayudar a parroquianos entender mejor los asuntos que enfrentan.
“Quiero facilitar mejores interacciones entre personas y aquellos de nosotros que hemos pasado por lo profundo de la alberca del abuso,” dice él. “Existe tierra fértil aquí para que pueda hacer el trabajo que quiero hacer.”
El camino de sanación de Montigny será de toda la vida, dice él, añadiendo que no cree que ha recuperado todas las memorias de su experiencia de abuso, pero “Sé lo suficiente ahora que no necesito ir más profundo.” Dice que está agradecido por el sentido de posibilidad que su experiencia de Grief to Grace le dio.
“Siento que puedo ver el plan que Dios tiene,” dice él. “La pregunta es, ¿puedo cumplir con el?”
Su historia ya es conocida por muchos, gracias a su presencia en X (antes conocido como Twitter) y entrevistas largas que ha compartido en podcasts como “Catholic Re.Con.” Hablando públicamente sobre lo que le pasó ha sido una parte importante de su sanación, dice Montigny.
“No hablar de ello destruyó décadas de mi vida,” dice él. “La luz del sol es el mejor desinfectante.”
John Andrews es el Editor del Inland Catholic BYTE y El Compás Católico.