Por Petra Alexander
El Obispo emérito Gerald Barnes resaltó en su mensaje lo necesaria que es para nuestras comunidades la fuerza que emana María en la Historia de la Salvación. Ella, elegida para ser la Madre del Hijo de Dios, es la única a la que el poder del maligno no le alcanza. El pueblo de Nicaragua tiene en su historia numerosos sufrimientos y la situación actual de países con persecución religiosa y falta de derechos humanos tiene semejanzas con lo que ocurría en los tiempos que vino nuestro Salvador. También el pueblo estaba dominado y se sentía amenazado sin salidas para poder expresar su identidad. Fue en un tiempo de tiranos y de injusticias, que María dio su “Sí” cuando el Espíritu Santo la llenó de fortaleza para su misión.
El Obispo Barnes animó a todos a mantener la oración por Nicaragua, y a alimentar la solidaridad con todos los familiares y conocidos, porque ellos están en mayor riesgo y fragilidad. Al vivir en este país que nos ha acogido, nos comprometemos a valorar la democracia, la libertad y el bienestar de nuestras comunidades. Nuestra oración a la Inmaculada debe elevarse también por los Estados Unidos, para seamos un país hospitalario que promueva la paz verdadera.
Terminada la celebración Eucarística, los nicaragüenses convivieron en el salón ente “vivas”, cantos a la Inmaculada y compartieron un tiempo en un ambiente festivo reprodujeron una estampa de su patria y de su tradición.
Petra Alexander es la Directora de la Oficina de Asuntos Hispanos de la Diócesis de San Bernardino.