UN DÍA GOZOSO El Obispo Alberto Rojas ordenó a siete hombres al sacerdocio el 20 de mayo en San Pablo Apóstol, Chino Hills. La clase de siete fue la más grande en la historia de la Diócesis, superando el récord anterior de seis, establecido tanto en el 2008 como en el 2016. De izquierda a derecha, el Padre Maurice Quindoy, el Padre Bryant Rivas, el Padre Jonathan García, el Padre Rafael Flores, el Obispo Alberto Rojas, el Padre Richard Ahumada, el Padre Carlos Flores, y el Padre Julián Plascencia Gómez.
Lorena Castillo fue una de las aproximadamente 2,000 personas que acudieron a San Pablo Apóstol, Chino Hills, el 20 de mayo para presenciar la mayor ordenación sacerdotal de la Diócesis de San Bernardino. Era la primera vez que asistía a una ordenación sacerdotal y, cuando terminó, se quedó casi sin habla.
“No tenía ni idea. Cada paso fue hermoso”, dijo Castillo, que acudió a la ordenación porque es amiga de la madre de Rafael Flores, uno de los hombres que fue ordenado. “Fue como una boda. Estos jóvenes están entregando sus vidas a Dios”.
En total, siete fueron ordenados sacerdotes, superando el récord anterior de seis, establecido tanto en el 2008 como en el 2016. Los siete son el Padre Richard Ahumada, el Padre Carlos Flores, el Padre Rafael Flores, el Padre Jonathan García, el Padre Julián Plascencia Gómez, el Padre Maurice Quindoy y el Padre Bryant Rivas.
El número récord de nuevos sacerdotes significó que hubo en asistencia una multitud aún mayor que en una Misa de Ordenación que típicamente es bien atendida. San Pablo Apóstol se llenó hasta los 1,500 asientos, con otros 200 a 300 de pie en el vestíbulo y en los pasillos traseros de la iglesia, además de otros 300 que siguieron en directo la liturgia en el salón parroquial cercano. Al final de este evento, más de 5,000 personas habían visto la Misa de Ordenación en el canal diocesano de YouTube.
“Fue un reavivamiento ver a la gente, al Obispo y a toda la comunidad de Dios”, dijo el Padre Carlos Flores sobre el día de su Ordenación. “Estoy feliz y emocionado de comenzar mi ministerio”.
Alina Jiménez acudió a la Ordenación en apoyo del Padre Quindoy, amigo desde hace mucho tiempo, desde sus tiempos de farmacéutico. Dijo que recuerda haber hablado con Quindoy cuando escuchó por primera vez el llamado al sacerdocio.
“Estoy muy orgullosa de él”, dijo Jiménez. “Quiere hacer muchas cosas. Quiere servir a Dios con todo su corazón”.
En su homilía, el Obispo Alberto Rojas hizo eco de ese mismo tema de la entrega, incluso cuando la sociedad está cada vez más centrada en sí misma.
“En muchos sentidos, la responsabilidad que se les ha confiado es contracultural”, dijo el Obispo Rojas. El mundo que nos rodea valora tanto la autorrealización, la autonomía, los bienes materiales y el hacer lo propio”.
“Es un momento emocionante y desafiante para ser sacerdote, pero tienes que recordar que estás siendo ordenado, no para ti mismo ... sino para el servicio de Dios y su pueblo”.
El Padre Ahumada comienza su camino en el sacerdocio después de 11 años de formación en el seminario, los dos últimos como diácono transitorio. Dice que recibió el mensaje del Obispo fuerte y claro.
“Sentí al Espíritu Santo conmigo porque era un día que anhelaba”, dijo el Padre Ahumada sobre la Misa de Ordenación. Ahora que comienza su ministerio, dice: “El sacerdocio no es para mí, es para el pueblo”.
Al concluir la Misa, el Obispo Rojas anunció la asignación parroquial de cada nuevo sacerdote, un momento muy esperado del día. El Padre Bryant Rivas será asignado a San Antonio, San Jacinto; el Padre Maurice Quindoy será asignado a Santa Kateri Tekakwitha, Beaumont/Banning; el Padre Jonathan García será asignado al Sagrado Corazón, Palm Desert. El Padre Carlos Flores será destinado a la Catedral de Nuestra Señora del Rosario, San Bernardino; el Padre Julián Plascencia Gómez será destinado a la Sagrada Familia, Hesperia; el Padre Rafael Flores será destinado a Santa Adelaida, Highland; y el Padre Richard Ahumada será destinado a Santa Francisca de Roma, Wildomar.