UN SACERDOTE ÚNICO Hermanos sacerdotes cargan el féretro hacia el altar en el funeral del muy querido Monseñor Tom Wallace en la Misa de Resurrección en San Pablo Apóstol en Chino Hills el 6 de febrero. Al lado extremo del ataúd, izquierda a derecha, están el Padre Antonio Guzman el Padre Alex Rodarte y el Obispo Emérito Gerald Barnes; al otro lado, de izquierda a derecha, están el Padre Santos Ortega, el Padre Anthony Bui y el Padre Javier González-Cabrera.

Por Anneliese Esparza
Jefa de redacción y diseño

Un gran número de fieles de la Diócesis de San Bernardino acudieron a honrar a Monseñor Tom Wallace en sus servicios funerales los días 5 y 6 de febrero, un signo del gran impacto que el muy querido sacerdote tuvo en tantas personas.

“Perdimos a un buen sacerdote. Perdimos a un sacerdote alegre. Perdimos a alguien que nos escuchaba y se interesaba en lo que teníamos que decir,” dijo el Obispo Emérito Gerald Barnes durante el servicio de vigilia en la Catedral de Nuestra Señora del Rosario en San Bernardino el 5 de febrero. “Perdimos a alguien que nos respetaba, nos amaba, cuya sonrisa nos desarmaba. Él era alguien que nos hacía sentir especiales, porque él era especial. Él estaba ahí para nosotros.”

“El Padre Tom veía [la luz de Cristo] en cada uno de nosotros. Algunos no sabíamos que la teníamos. Pero él la vio, y nosotros la vimos en él”, añadió el Obispo Emérito Gerald Barnes.

Monseñor Wallace, quien falleció mientras dormía el 22 de enero, había tocado a muchos en toda la Diócesis en sus 40 años de ministerio sacerdotal con su sonrisa distintiva, su don para la conexión genuina, su humildad y su hábito de dirigirse a todos los que encontraba como “santo”.

El Padre David Andel, JCL, que ofició la homilía en la Misa de Resurrección el 6 de febrero, dijo que la base de todas estas cualidades de Monseñor Wallace era su amor y ternura como los de Cristo. La Misa se celebró en la iglesia de San Pablo Apóstol en Chino Hills.

“El Papa Francisco escribió en La alegría del Evangelio que el mundo necesita una revolución en la ternura. Si se preguntan cómo podría ser esa revolución de la ternura, creo que Monseñor Wallace nos dio un gran ejemplo de cómo es en la práctica, en el día a día”, dijo el Padre Andel.

El Padre Andel destacó el compromiso de Monseñor Wallace de servir a los demás de manera práctica. “Siempre estaba dispuesto a ayudar. Ya sea barriendo el estacionamiento de la iglesia, cortando el césped de su madre durante muchos años y arreglando su casa, vaciando el lavaplatos, cubriendo la Misa y las confesiones para sus hermanos sacerdotes, pintando una pared, abriéndote la puerta, llevando algo, pagando por algo, como Cristo, que vino a servir y no a ser servido, Monseñor Wallace realmente sólo pensaba primero en ti, en nosotros”, dijo el Padre Andel.

Hace unos años, Monseñor Wallace se convirtió en el primer sacerdote de nuestra diócesis (aparte del Obispo Barnes) que había celebrado misa en todas las iglesias, capillas y misiones de la diócesis. “Estaba muy orgulloso de ello. Y sucedió simplemente porque estaba dispuesto a ayudar a cualquier persona, en cualquier lugar, en cualquier momento”, dijo el Padre Andel.

“Tal vez la característica más grande y divina de Monseñor Wallace fue su fe inquebrantable en ti. Monseñor Wallace creía en ti, en tu bondad y santidad, más de lo que tú crees en tu bondad y santidad... No veíamos la santidad en nosotros. Ni mucho menos. Pero Monseñor Wallace vio lo que nosotros no podemos ver”, dijo el Padre Andel.

La Misa de Resurrección tuvo la distinción de ser concelebrada por tres prelados: el Obispo Barnes, el Obispo Alberto Rojas y el Cardenal Robert McElroy de la Diócesis de San Diego quien fue compañero de Monseñor Wallace en el seminario en los años 1970.

El Cardenal McElroy dijo que, aunque el rigor académico del seminario no era algo natural para Monseñor Wallace, estaba muy convencido de que estaba llamado a servir al pueblo de Dios convirtiéndose en sacerdote. “Cuando Tom entró por las puertas del seminario, el nivel de santidad subió un 50 por ciento. Era evidente para todos que se trataba de un hombre extraordinario lleno de la gracia de Dios”, dijo el Cardenal McElroy.

“Él era un hombre bondadoso, un hombre de oración, un hombre totalmente dedicado a convertirse en sacerdote para servir a los demás”, añadió él.

Además del Obispo Barnes, el Obispo Rojas y el Cardenal McElroy, docenas de sacerdotes de toda la Diócesis vinieron a concelebrar la Misa en honor de su hermano sacerdote. Varios sacerdotes dijeron que Monseñor Wallace demostraba lo que significa ser un sacerdote santo como Cristo.

“[Monseñor Wallace] ha sido una gran fuente de inspiración para mí. Es muy humilde, siempre dispuesto a ayudar. Un buen, buen hombre”, dijo el Padre James McLaughlin, párroco de San Francisco de Asís en La Quinta. Sirvió con Monseñor Wallace durante un año en San José, Barstow, hace varios años, y ha interactuado con él a menudo desde entonces.

Igualmente inspirado por Monseñor Wallace fue el Padre Andrés Rivera, un nuevo sacerdote (ordenado en mayo de 2022) que había interactuado por primera vez con Monseñor Wallace durante su tiempo de trabajo en el Departamento de Comunicaciones en el Centro Pastoral Diocesano antes de entrar en el seminario.

“Creo que lo que realmente me impresionó fue su nivel de atención que nos daba dentro de la interacción..tan solo el ambiente que él creaba por medio de su interacción, el escuchar, el cuidado, la delicadeza con la que hablaba. Esto es algo que me gustaría imitar en mis interacciones con los parroquianos y las personas de fe y aun aquellos que no profesan la misma fe, porque es así que acercamos a las personas a Dios,” compartió el Padre Rivera, que actualmente sirve como Vicario parroquial en San Pedro y San Pablo en Alta Loma.

Aunque el Obispo Rojas sólo conocía a Monseñor Wallace desde hacía unos años, dijo que el sacerdote le impactó desde que entró por la puerta con su alegre sonrisa y se dirigió al Obispo como “San Alberto”.

“Su vida me ha edificado y conmovido de muchas maneras diferentes. Qué persona tan alegre era ... era realmente un hombre hermoso”, dijo el Obispo Rojas. “Su legado va a durar mucho tiempo. Espero que sigamos aprendiendo de él, porque creo que alguien como él funcionaría mejor para la Iglesia de hoy.”

Tras la misa funeral, los dolientes se dirigieron al cementerio de Nuestra Señora Reina de la Paz, Colton, para presenciar el entierro de Monseñor Wallace en su última morada. Después, se ofreció una recepción en Santa Adelaida, Highland.

Monseñor Wallace significó algo diferente para todos los que asistieron a los servicios funerarios. Para sus compañeros sacerdotes, fue alguien que demostró lo que Jesús imaginó cuando instituyó el sacerdocio. Para los miembros de su familia, era un hermano o un tío. Para muchos, era el querido párroco que había bautizado a sus hijos, celebrado sus bodas, escuchado sus confesiones y les había dado la Primera Comunión.

Para otros, era un sacerdote que había causado un gran impacto en una breve interacción. Una de las personas presentes en el funeral que se había sentido conmovida por Monseñor Wallace a pesar de no conocerle bien era Mercedes Muñoz, de San Óscar Romero, Eastvale.

Muñoz compartió que hace unas semanas, Monseñor Wallace visitó su parroquia para cubrir una misa. Su nieto, que es monaguillo, le contó más tarde cómo Monseñor Wallace le había puesto el brazo alrededor del hombro, lo miró a los ojos y le dijo: “Veo un aura sobre tu cabeza. Algún día serás un gran sacerdote.”

“Me conmovió y a mi nieto también”, dijo Muñoz.

Andy Lynch, otro feligrés de San Óscar Romero, añadió: “Tenía una sonrisa preciosa. E incluso cuando decía: ‘Que Dios te acompañe’, parecía que lo decía de verdad”.

Monseñor Wallace no solo hablaba del amor de Dios, lo encarnaba, lo transmitía, le dio vida. Como dijo el Padre Andel durante su homilía, todas las mejores características de Monseñor Wallace - su alegría, su misericordia, su bondad, su perdón - son sólo una muestra de cómo es Dios.

“Dios es más misericordioso, optimista, generoso, acogedor, clemente y sonríe más seguido, y está todavía más feliz al verte que el Padre Tom. Y es por eso que cuando lo veías, te daba una idea de como realmente es Dios. Y es un Dios más bondadoso, amable, y tierno de lo que típicamente nos imaginamos,” dijo el Padre Andel.

Tanto la vigilia como la Misa de Resurrección se transmitieron en vivo; puedes ver la vigilia aquí y la Misa de Resurrección aquí.