LLAMADO AL DESCANSO ETERNO Querido sacerdote diocesano Monseñor Tom Wallace falleció el 22 de enero de 69 años. Fue el primer sacerdote diocesano ordenado para la Diócesis (derecha), fue ordenado por el Obispo Phillip Starling el 18 de enero de 1980.

Conocido y querido a través de toda la Diócesis por su sonrisa contagiosa, sus homilías directas, y por siempre dirigirse a todos con los que se encontraba como “santo,” Monseñor Tom Wallace falleció el 22 de enero a la edad de 69 años.

Su legado de 40 años de ministerio sacerdotal a la Diócesis es largo y distinguido, tocó muchos ministerios parroquiales y diocesanos. Al tiempo de su muerte, estaba sirviendo como Director de la Oficina Diocesana de la Misión y Vicario para Sacerdotes. Recientemente había servido como Párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Riverside hasta julio del año pasado.

“Le pedimos a nuestro Señor Jesús que nos consuele a todos y cada uno de nosotros al enfrentarnos a esta muerte tan prematura y repentina de un sacerdote, servidor y amigo tan querido”, escribió el Obispo Alberto Rojas en una carta en la que anunciaba el fallecimiento de Monseñor Wallace.

Oficiales Diocesanos dicen que Monseñor Wallace parece haber fallecido tranquilamente mientras dormía en la rectoría de la parroquia de Santa Adelaida en Highland, en donde vivía.

El Obispo Emérito Gerald Barnes, quien confió muchos ministerios a nivel parroquial y diocesano a Monseñor Wallace durante sus 25 años de dirigir a la Diócesis, expresó al mismo tiempo tristeza y gratitud al oír las noticias.

“Él fue un consejero de confianza todos estos años que fui obispo de la diócesis,” dijo el Obispo Barnes. “Dios fue tan bueno que nos dio al Padre Tom para gozar, tenerlo como amigo, y aprender de sus dones únicos.”

Monseñor Wallace era un hijo nativo de la Diócesis, nació el 5 de septiembre de 1953, en Fontana, CA, hijo de Albert y Elaine Wallace. Fue bautizado en la parroquia Santa Ana en San Bernardino y creció en la parroquia Santa Catalina de Siena en Rialto. Asistió a la primaria y preparatoria en Rialto y, cuando se graduó, pasó dos años en el Colegio del Valle de San Bernardino. Ya con la intención de entrar en el seminario, sacó una licenciatura de la Universidad de San Diego en 1976 y entró en el Seminario de San Patricio en Menlo Park, CA donde sacaría una maestría en Divinidad.

Coincidió el tiempo en que completó sus estudios en el seminario con el nacimiento de la Diócesis, y por lo tanto tiene la distinción de ser el primer sacerdote de haber sido ordenado para la Diócesis de San Bernardino. El Obispo Philip Straling ordenó a Monseñor Wallace el 18 de enero de 1980 en La Catedral de Nuestra Señora del Rosario en San Bernardino. Cuando le preguntaron momentos antes de su Ordenación como haría su ministerio como sacerdote él respondió “muy delicadamente,” dijo él. “Y lo digo en serio.”

El Obispo Straling ofreció una oración al enterarse de la noticia del fallecimiento de Monseñor Wallace. “Dios Padre nuestro, gracias por la vida y el ministerio pastoral de tu sacerdote Monseñor Tom Wallace”, escribió. “Fue un regalo para Tu iglesia al servir como misionero en Sudamérica y en el ministerio parroquial en la Diócesis de San Bernardino. Concédele la vida eterna y haz que brille sobre él la luz perpetua, Señor. Que descanse en paz”.

Los primeros cuatro años de su sacerdocio los pasó como vicario parroquial de la parroquia de San Pedro y San Pablo en Alta Loma. Los siguientes tres años marcaron la única vez que dejaría la Diócesis, sirviendo como misionero en Perú y Ecuador con la Sociedad de Santiago. A su regreso fue nombrado párroco de la parroquia de San José en Barstow. A lo largo de su ministerio, Monseñor Wallace también fue párroco de las parroquias de San Santiago el Menor, Perris; Santa Juana de Arco, Blythe; Santa Marta, Murrieta; San Francisco de Asís, La Quinta; y Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Riverside.

Reconociendo las cualidades de paciencia y búsqueda de soluciones de Monseñor Wallace, el Obispo Barnes lo llamó para ocupar muchos puestos importantes de liderazgo diocesano, comenzando en 1999 cuando Monseñor Wallace fue nombrado Vicario Episcopal de la Región Pastoral de Riverside, representando al Obispo Barnes en todas las comunidades parroquiales del condado de Riverside. Fue Vicario para los sacerdotes y formó parte de la Curia Diocesana, el Consejo Presbiteral, el Colegio de Consultores, el Consejo Diocesano de Finanzas, el Comité Diocesano de Revisión y el Comité Diocesano de Edificios. En el 2001, a petición del Obispo Barnes, el Vaticano le confirió el título de Capellán de Su Santidad, y de ahí su título familiar de “Monseñor”.

El Obispo Barnes, quien le otorgó su premio Amar Es Entregarse en 2013, recordó otra importante tarea que le encomendó a Monseñor Wallace. “Confiaba tanto en su sacerdocio que lo nombré director espiritual de nuestros seminaristas”, dijo el Obispo Barnes. “Amaba el sacerdocio y a los sacerdotes.”

Aunque ascendió a puestos de gran liderazgo e influencia en la diócesis, Monseñor Wallace siguió siendo humilde y gentil en su ministerio. “Es alguien que conoce el corazón de Jesús”, dijo de él la Hermana Pesio Iosefo, S.M.S.M., antigua Directora de Pastoral Universitaria de la Diócesis. “Todo el mundo es igual para él. No hay ‘clases’ en su vida”.

Se dirigía a muchos como “Santo”, proporcionando a las personas, a menudo sorprendidas, una catequesis sencilla sobre lo que para él definía la santidad.

“Para mí, un santo no es aquel que es perfecto”, dijo durante una entrevista con el BYTE (periódico diocesano en Inglés) en el 2019. “Lo que hace santo a un santo es que sigue intentándolo. Y hay tanta gente por ahí hoy en día, que siguen intentándolo.

“No hay nada de malo en afirmar a las personas de su bondad bautismal.”

En su tiempo libre, Monseñor Wallace desarrolló un talento para la carpintería, que produjo de todo, desde remodelaciones completas de casas hasta cruces de madera ornamentadas. Dijo que era una forma de comunicarse con el padre terrenal de Jesús, un carpintero.

“Rezo mucho a San José”, bromeó. “Me ha ayudado con muchos de mis proyectos.”

Al hacerse pública la noticia del fallecimiento de Monseñor Wallace, miles de personas le han rendido homenaje en las redes sociales de la diócesis.

“Estaba tranquilo y hablaba con una sonrisa. Parecía que tenía el espíritu de Dios sobre él”, escribió Irene Valenzuela. “Creo que ya era un ángel”.

La Vigilia y el Rosario para Monseñor Wallace se llevará a cabo en la Catedral de Nuestra Señora del Rosario en San Bernardino el 5 de febrero con la Misa de Resurrección a la mañana siguiente en la Iglesia de San Pablo Apóstol, Chino Hills. El entierro se llevarán a cabo en el Cementerio Católico de Nuestra Señora Reina de la Paz en Colton esa tarde habrá una recepción en Santa Adelaida.