MUJER DE IMPACTO María Echeverría comenzó su ministerio en la diócesis como secretaria del Obispo Emérito Gerald Barnes en 1992, y con el tiempo ascendió a su actual cargo de Vicecanciller y Directora de la Oficina de Asuntos Apostólicos y Étnicos, función que ha desempeñado durante los últimos 17 años. Se jubila este mes de septiembre.
Como la Santísima Madre, por quien fue nombrada, el camino de María Echeverría en el ministerio ha sido marcado por su disponibilidad de decir “sí” – aun cuando las circunstancias sugerían algo diferente.
“Tengo que hacer muchas preguntas antes de decir ‘sí,’” bromeó Echeverría. “Pero 32 años de trabajar para la Iglesia es un regalo que Dios me ha dado, poder tener un impacto en las vidas de las personas.”
Echeverría se jubila este mes después de más de tres décadas de ministerio, los últimos 17 años como Vicecanciller y Directora del Departamento Diocesano de Asuntos Apostólicos y Étnicos. Tiene la distinción de ser la primera Latina laica haber sido nombrada Vicecanciller de una diócesis en los Estados Unidos.
u ministerio con la Diócesis comenzó en un lugar muy diferente. En 1992, ya estaba involucrada en el ministerio en su parroquia de entonces San José, Upland, y vio un anuncio para el trabajo de secretaria del nuevo Obispo Auxiliar de la Diócesis, Gerald Barnes. Dijo que sentía un fuerte llamado a aplicar, y superó un gran número de aplicantes, muchos con más experiencia, para obtener el trabajo. Pero primero tenía que conocer al Obispo Barnes.
“Nos llevamos bien,” recuerda ella. “Estaba de acuerdo con su visión para la Diócesis desde el momento que lo conocí.”
El Obispo Barnes dijo que reconoció cualidades en Echeverría que prefiguraban su ascendencia al liderazgo diocesano años después.
“Desde el principio me di cuenta que María tenía una buena apreciación pastoral, entendía la vida parroquial y era buena para relacionarse con los demás,” dijo él.
Cuando el Obispo Barnes se convirtió en el Segundo Obispo Ordinario de la Diócesis en 1996, ella fue nombrada Administradora Principal de la Oficina. Dijo que aunque se sentía “en casa” en ese puesto algo la jalaba.
“Me sentía frustrada que no podía hacer más para [el Obispo Barnes], para la Diócesis,” dijo ella. “Quería ayudarle a realizar esa visión.”
El Obispo Barnes la animó a recibir más formación en la fe, entonces se inscribió en el Instituto de Formación para los ministerios y llegaría a completar el Programa de Formación Continua para los Ministerios (CMFP por sus siglas en inglés). “¿Estás segura que estás lista para más?” Echeverria recuerda que el Obispo Barnes le preguntó.
Con su “sí” como respuesta, Echeverría fue nombrada Vicecanciller y tomó la nueva posición de Directora de Asuntos Apostólicos y Étnicos. Ella supervisaba las relaciones diocesanas con los grupos apostólicos y dirigía las oficinas étnicas de la Diócesis mientras también supervisaba la Oficina de Misiones, la Comisión Diocesana de Mujeres, las Casas de Retiros y el Programa de Preparación para el Matrimonio, entre otras responsabilidades.
“Quería que una mujer laica fuera el otro Vicecanciller,” recordó el Obispo Barnes, que recientemente había nombrado al Diácono Michael Jelley como un Vicecanciller. “María tomó su liderazgo en ese nuevo departamento en serio. Era defensora de sus compañeros de trabajo, las mujeres, las familias, los ministerios étnicos, los inmigrantes y muchos más en las márgenes de nuestra sociedad y la Iglesia.”
Un grupo apostólico con el cual Echeverría trabajó estrechamente fue Jóvenes Para Cristo, un grupo de jóvenes adultos comprometido a la evangelización.
“Siempre estaba dispuesta a escucharnos, apoyarnos y guiarnos,” dijo la Presidenta del Consejo de Jóvenes Para Cristo Amparo Sanchez. “Ella era nuestra consejera y mediadora pero por encima de todo nuestra amiga. Su firmeza en los consejos que nos daba era nuestra seguridad de actuar dentro de nuestra Asociación.
Echeverría admitió que cuando comenzó su nuevo rol en el liderazgo diocesano en el 2005, ella sentía ansiedad por todas las nuevas responsabilidades que conllevaba.
“Era un poquito abrumador, y tenía miedo,” dijo ella. “Pero sabía que Dios no me daría esto si no pensaba que podía hacerlo.”
Un evento mucho más abrumador ocurrió dos años después cuando Echeverría perdió a su hija de 20 años de edad, Monica. Al momento que su ministerio estaba despegando, sufrió una pérdida paralizante que dice ella tuvo un efecto permanente en su perspectiva sobre la vida y el trabajo. Su familia del Centro Pastoral Diocesano fue instrumental en ayudarla a superar la tragedia, dijo ella.
“No se como hubiera podido vivir si no estuviera trabajando ahí,” dijo ella, “si no hubiera tenido una base de fe tan fuerte. Las personas fueron tan generosas conmigo y con mi familia, tan compasivas, tan pastorales.”
La muerte de Monica trajo un gran sentido de urgencia al trabajo de Echeverría y otros en el Centro Pastoral Diocesano que fueron profundamente afectados, dijo ella, porque se dieron cuenta “lo rápido que puede cambiar la vida.” También le ayudó a compartir desde su experiencia vivida en su consejería de duelo y trabajo de mediación en los años venideros, añadió ella.
En sus años como Vicecanciller, Echeverría ha tomado el liderazgo en numerosos programas e iniciativas diocesanos, incluyendo las Visitaciones Episcopales, el Programa de Premios Diocesanos, el puesto de la Diócesis en el Congreso Anual de Educación Religiosa de Los Ángeles y el programa de Construyendo Competencia Intercultural para los Ministerios (BICM por sus siglas en inglés), que ella llama un área especial dada la importancia de la interculturalidad en nuestra Diócesis diversa.
Ayudando a las personas a entender que cada cultura individual ha sido creada a imagen de Dios. Una no es mejor que la otra,” dijo ella.
Beth Manangan, una líder por muchos años en el Ministerio Filipino de la Diócesis, dijo que Echeverría tiene una afinidad natural para compartir las experiencias y las tradiciones de los diferentes grupos culturales en la Diócesis.
“Recuerdo como se emocionaba cuando la invitamos a nuestro Pagdiriwang, o Simbang Gabi, y varias fiestas,” dijo Manangan. “María es una persona muy extraordinaria. Ella cree en lo mejor de las personas y entiende nuestras maneras, cultura y tradiciones Filipinas.”
Como un miembro de muchos años de la Curia Diocesana y del Personal Principal del Obispo, Echeverría dijo que ella piensa que su perspectiva como una mujer laica y una Latina, en lo que han sido tradicionalmente conversaciones dominadas por los hombres, ha sido importante. En las reuniones católicas nacionales, ella dice que cuando se presenta como la Vicecanciller de la Diócesis, muchos no pueden creerlo o piensan que es religiosa.
“Desde el comienzo nuestra Diócesis ha sido intencional en empoderar a las mujeres en puestos de liderazgo en el ministerio,” dijo el Obispo Rojas en mayo cuando le presentó a Echeverría el Premio Amar Es Entregarse. “El camino de María en la Diócesis es un testimonio de esto.”
También añadió el Obispo Barnes, “María fue pionera de algunos de los ministerios que ahora tomamos por hecho en nuestra diócesis. Ella compartió sus habilidades, ideas y observaciones generosamente.”