En octubre del 2021, el Papa Francisco inauguró el “Sínodo de la Sinodalidad” – una consulta mundial del Pueblo de Dios que se desarrollaría en tres fases distintas: la fase local, la fase continental y la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre del 2023. La Diócesis de San Bernardino ha concluido la fase local y ha trabajado para sintetizar lo que se ha escuchado a nivel diocesano. Se espera que el Obispo Alberto Rojas presente las conclusiones de la fase local del Sínodo en septiembre del 2022.
Al concluir la fase local, vale la pena reflexionar sobre cómo hemos recorrido juntos este proceso hasta llegar a este punto. La Diócesis comenzó oficialmente la fase local del Sínodo con una Misa de Apertura el 17 de octubre del 2021. Las consultas sinodales comenzaron alrededor de la primavera del 2021. Estas consultas tomaron muchas formas diferentes, incluyendo encuestas, reuniones de invitación abierta y sesiones de escucha para comunidades específicas como sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos, jóvenes adultos, familias de aquellos con necesidades especiales, los encarcelados, la comunidad LGBTQ+ y los empleados diocesanos.
Al menos 46 parroquias han participado en el Sínodo de forma sustancial y han presentado sus conclusiones a la Diócesis. Casi 10,000 parroquianos contribuyeron al proceso. Además, al menos 18 grupos no asociados directamente a una parroquia presentaron informes a la Diócesis. Más de 1,500 personas optaron por participar en el Sínodo uniéndose a una sesión de escucha no parroquial o enviando sus reflexiones en línea.
Muchos de los que llevaron a cabo las sesiones de escucha describieron cómo les había transformado el proceso de escuchar las historias de los demás y su camino de fe. Los que compartieron sus historias, especialmente los que participaron en sesiones de pequeños grupos, afirmaron que se sintieron escuchados por la Iglesia por primera vez. Como resultado de estos desenlaces pastorales positivos, la Diócesis de San Bernardino está comprometida a continuar el proceso de participación sinodal en los próximos años y permitir que dé forma a nuestras futuras prácticas y estructuras.