Por Mary Huber
El mes de octubre es observado anualmente por la Iglesia Católica en los Estados Unidos como el Mes del Respeto a La Vida, y el primer domingo de octubre, se identifica en las parroquias como el Domingo de Respeto a la Vida. Es un momento para celebrar a Dios como nuestro Creador y Dador de toda vida. En pocas palabras, nuestras vidas tienen valor y dignidad, no por una construcción social definida en la sociedad, sino por Aquel que nos creó. Es un principio fundamental de nuestra fe cristiana, promulgado por primera vez en el libro del Génesis, “Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó.” (Gen 1:27).
En honor a el 25⁰ aniversario de Evangelium Vitae (Evangelio de la Vida), el tema de este año es “Vivir el Evangelio de la vida: imitar a Cristo y seguir Sus pasos.” Este documento profético fue escrito por san Juan Pablo II para reafirmar la inviolabilidad de toda vida humana. Está en el corazón del mensaje salvífico de Jesús al mundo, un documento que no podría ser más conmovedor que durante este tempestuoso año de 2020. San Juan Pablo II nos pide en esta encíclica que hagamos de toda la vida humana, desde la primera existencia del cigoto de una célula hasta los que viajan su último viaje, el instrumento de nuestra salvación. Estamos llamados a ser el amor transformador que proporciona un cambio positivo y que afirma la vida. En la Catedral de San Mateo en Washington D.C. el 23 de septiembre, 2015, el Papa Francisco declaró: “La víctima inocente del aborto, niños que mueren de hambre o de bombardeos, inmigrantes que se ahogan en la búsqueda de un mañana mejor, los ancianos o los enfermos que se consideran una carga, las víctimas del terrorismo, guerras, violencia y tráfico de drogas, el medio ambiente devastado por la relación depredadora del hombre con la naturaleza - En todo esto está en juego el don de Dios, de los cuales somos nobles mayordomos, pero no maestros.” Si hay algo que el año 2020 nos ha enseñado es que podemos hacerlo mejor, somos mejores, y estamos mejorando. El heroísmo de nuestros trabajadores esenciales, nuestros bomberos que dan todo lo que tienen para salvar nuestros hogares y tierras, refleja la singularidad de nuestra humanidad. El aislamiento de familiares y amigos durante la pandemia nos ha dado un renovado sentido de respeto por la familia y la comunidad. Más que nunca, estamos llamados a poner nuestra fe en Jesús, la “La Palabra de Vida” (1 Jn 1:1).
Evangelium Vitae también destaca el papel de la mujer en llevar el don de la vida al mundo. Sabemos que nuestra Santísima Madre se enfrentó a su embarazo imprevisto con valentía. Ella no tenía que preocuparse, porque ella no estaba sola. Dios estaba a cargo y envió a José a su lado. San Juan Pablo II también habla de las mujeres heroicas en nuestro tiempo que dicen que sí a la vida, en medio de restricciones financieras, de salud y familiares. Nosotros, como comunidad parroquial, podemos ayudar a aligerar la carga y promover la cultura de la vida. Con ese fin, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos ha puesto en marcha un esfuerzo nacional titulado “Camina con Madres Necesitadas: Un Año Sirviendo.” Nuestra Oficina diocesana de Respeto a la Vida y Cuidado Pastoral está invitando a las parroquias a unirse a este esfuerzo nacional para aumentar el alcance de la Iglesia a las mujeres embarazadas que enfrentan desafíos difíciles. Según los proveedores del aborto en 2014, de las mujeres que eligieron el aborto, 75% eran de bajos ingresos, 60% estaban en sus 20 años, y el 86% no estaban casadas. A menudo están atrapadas o abandonadas. Cuando estamos desesperados, nos dirigimos a las personas que dicen que pueden ayudar. Que sea nuestra comunidad parroquial y no un lobo vestido de oveja.
Gran parte del trabajo ya se ha realizado. Muchas de nuestras parroquias han participado en la Venta Anual de Rosas del Día de la Madre que ha recaudado decenas de miles de dólares para nuestros centros locales de embarazo y hogar de maternidad. Nuestros Caballeros de Colón, tanto a nivel local como nacional, han donado miles de dólares para pagar máquinas de ultrasonido para los centros de embarazo en nuestra diócesis. Camina con Madres se trata de apoyar a alguien a través de la oración y la acción; entender lo que uno puede hacer de manera realista, conocer los recursos locales, ser un puente a los centros locales de embarazo y acompañar a la mujer a través de su jornada. Y cuando sólo la oración es posible, los Católicos tienen una enorme oración que salva vidas en el rosario. Con el permiso de los líderes parroquiales, la Oficina de Respeto a la Vida y Cuidado Pastoral proporcionará información, recursos, y la asistencia de cualquier manera que podamos. San Juan Pablo II nos recuerda que en cada niño que nace y cada persona que vive o muere, vemos la imagen de la gloria de Dios y nos desafía a construir una Cultura de Vida, e “identificar los pasos que estamos llamados a dar para servir a la vida en toda su verdad” (EV95). Al participar en estas actividades que confirman la vida, podemos abrir la generosidad de nuestro corazón y acompañar a los necesitados, a través de la calidez del Amor.