Estamos viviendo un tiempo difícil al enfrentar la grave amenaza a la vida humana en la pandemia del coronavirus.  En medio de esto ahora también enfrentamos la muerte de George Floyd a manos de policiales en Minnesota. Las imágenes de la muerte del Sr. Floyd que han surgido han sido desgarradoras y desconcertantes. 

Ofrezcamos nuestras oraciones por su descanso eterno y que Dios consuele a su familia y comunidad en este tiempo de gran dolor.  Es imperativo que este asunto sea investigado y adjudicado con completa imparcialidad para que se haga justicia.

La herida que tantos cargan con respecto a la raza y su relación a nuestro sistema judicial trágicamente ha sido reabierta.  No podemos ignorar el clamor de los que piden la justicia ante la ley.  Mientras que de ninguna manera consentimos respuestas violentas y destructivas, como personas de fe podemos recibir los sentimientos de enojo, exasperación y desesperación que están siendo expresados con empatía y comprensión.

Y, finalmente, preguntémonos, ¿cómo podemos tomar las lecciones que estamos aprendiendo sobre el valor de la vida humana del COVID-19 y aplicarlas a esta situación? ¿Cómo podemos construir relaciones sin muros de raza, género, edad, situación económica, partido político u otras divisiones que nos plagan?  Los invito a que oren con estas preguntas.

En Cristo,

Monseñor Reverendísimo Gerald R. Barnes