Por Mario y Paola Martínez

Santa Teresa de Calcuta sabiamente decía “Si quieres cambiar el mundo, ve a casa y ama a tu familia.” Evidentemente, el amor que se vive en el matrimonio y núcleo familiar tiene la capacidad de cambiar a los esposos, a los hijos, y a la sociedad entera. Quien ha crecido en un ambiente sano se encuentra más predispuesto para transmitir vida y amor a una sociedad enferma. Sin embargo, muchas familias del mundo, y particularmente las familias de los Estados Unidos de América en este momento de la historia, atraviesan por una crisis de amor que de manera contundente está afectando la continuidad y la salud de la sociedad. El quinto tema de la carta pastoral de los Obispos sobre el matrimonio afirma el matrimonio como el “Fundamento de la familia y la sociedad” y también afirma que el amor conyugal da vida a los hijos, a la familia extendida y a la comunidad.

¿Por qué nos debe preocupar este tema? El matrimonio no es simplemente un arreglo privado; también es una cuestión social. El matrimonio fomenta familias estables que permiten a los niños prosperar, afianza a las comunidades y ayuda a los miembros de la familia a tener éxito y sobrellevar los retos de la vida. Por otra parte, es cada vez más probable que los nacidos de familias fragmentadas repitan los patrones de sus padres y experimenten el dolor, las dificultades y los riesgos que resultan.

El relativismo es otro mal de nuestros días. Sostiene que no hay una verdad absoluta, porque cada uno tiene su propia verdad. Ha dado lugar a ideologías que deforman la vocación del matrimonio y la vida familiar según el diseño de Dios. La falta de compasión dentro de la familia y en la sociedad es otra adversidad para las familias de hoy. A menudo no estamos dispuestos a sufrir con los demás, a acompañarnos en las alegrías y penas de la vida. La cultura del descarte comparte el Papa Francisco, también está perjudicando a las familias de todo el mundo. Las personas son vistas como desechables, como objetos para ser utilizados para el placer personal.

Algunas luces en nuestra Diócesis son, que la familia es altamente valorada en la cultura hispana/latina. También, las familias católicas hispanas con niños pequeños son la mayoría en los Estados Unidos. Las parroquias han desarrollado programas de evangelización orientados a las familias en cada etapa del ciclo familiar. A nivel diocesano, la atención pastoral para situaciones difíciles de la vida familiar son prioridades. Entre ellas están la separación, el divorcio, la deportación, la detención u otros traumas familiares.

Ciertamente, estamos viviendo en tiempos difíciles, cuando muchas fuerzas buscan destruir o distorsionar el plan de Dios para el matrimonio y la vida familiar. Sin embargo, a pesar de lo sombrío que pueda parecer el futuro, hay esperanza en  Jesucristo, como nos recuerda el Evangelio de San Juan: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo pueda salvarse a través de él.” El Papa Francisco también le dice alegremente al mundo en Amoris  Laetitia: “Agradezco a Dios que muchas familias, que están lejos de considerarse perfectas, viven en el amor, cumplen su vocación y siguen adelante, incluso si caen muchas veces en el camino” y lleno de esperanza, le dice a todas las familias del mundo: “Hagamos este viaje como familias, sigamos caminando juntos.”

(Para descargar la carta pastoral y/o para obtener información sobre recursos de planificación familiar natural lo invitamos a visitar sbmarriageinitiative.org)

Mario y Paola Martínez son los co-directores de la Oficina de Pastoral Matrimonial y Familiar de la Diócesis de San Bernardino.