Por Elena Macias


Francisco Valencia Saucedo se está apoyando en su fe y comunidad al enfrentar una tragedia incomprensible.


El 20 de febrero, Francisco de 21 años, su padre, Pedro Valencia, de 58 años, su madre, Rosa Valencia Saucedo, de 59 años, y su hermano José Ángel Valencia Saucedo, de 22 años, estuvieron en un accidente automovilístico. Se sospecha que el accidente fue causado por un conductor ebrio y resultó en el fallecimiento de su padre, madre y único hermano. La familia era muy unida y conocida por su comunidad de Barstow y eran parroquianos fieles de la Iglesia Católica de San Felipe Neri en Lenwood.


“Ninguno de nosotros sabe cuándo es nuestro último día, ninguno sabe cuándo es su tiempo…pero siento que mi familia sabía que era su tiempo…mi responsabilidad es simplemente consolar…orar por mi familia, llorar por ellos, pero también recordarlos cómo eran. Nunca olvidarlos,” dijo Francisco Valencia Saucedo.


La familia asistía a la Misa del sábado por la tarde en la Parroquia de San Felipe Neri y tanto Pedro como Rosa servían como sacristanes. Verónica Saiz, secretaria parroquial, recuerda que Pedro llamaba cada semana para ofrecer su ayuda con cualquier cosa que la parroquia necesitaba.


La última Misa a que Francisco asistió con su familia fue la Misa del Miércoles de Ceniza el 14 de febrero.


“Yo y mi madre nos sentamos hacia el frente,” dice Francisco. “Mi madre leyó parte de la lectura ese día, mi padre siempre ayudaba con los servidores del altar…los dos ofrecieron imponer las cenizas a todos. Ellos sentían que era su deber hacerlo, les traía gozo.”


Pedro Valencia nació en mayo de 1965 en la Ciudad de México, México. Rosa Valencia Saucedo nació en enero de 1965 en Pénjamo, Guanajuato, México. Se conocieron en una fiesta en la Ciudad de México cuando estaban en sus treintas.


“Sabían que estaban destinados el uno para el otro,” dice Francisco. “Se llevaron bien desde el primer momento. Casi un año después [de que se conocieron] se casaron.”
Francisco dice que sus padres eran almas gemelas porque eran opuestos el uno al otro, y esto los llevó a estar y seguir juntos.


“Mi papá era calmado y mi mamá tenía tanta energía. Sabes es como cuando tratas de encontrar tu alma gemela, muchas personas dicen que los opuestos se atraen, y yo siento que es verdad.”


Poco después de que Pedro y Rosa se casaron, tuvieron a su primer hijo, José en noviembre de 2001 después en enero de 2003 nació Francisco. La familia se mudó a los estados unidos en 2006. Primero a Arizona y después se mudó permanentemente a Barstow, California donde también vivía la mayoría de su familia.


Creciendo en Barstow, José y Francisco asistieron a las escuelas locales y en 2020, durante la pandemia de COVID-19, José se graduó de la Preparatoria de Barstow.


Poco antes de que Francisco se graduara de la preparatoria en 2021 consiguió trabajo en un restaurante local y convenció a su hermano que aplicara a otro puesto abierto. José consiguió el trabajo y se dedicó mucho tal que lo hicieron cocinero.


“Yo lo consideraba mí mejor amigo porque podía hablar con él, él me entendía más que mis padres. Él era esa persona con la que siempre querías estar, esa persona que nunca querías que se fuera.”


Sin importar lo que pasara, su familia siempre tenía dos cosas que los unía, el amor que se tenían y su fe.


Francisco dio el elogio en la Misa Memorial para su familia el 13 de marzo en la Iglesia Católica de San José en Barstow. A pesar de la tragedia de sus muertes, Francisco instó a los congregantes a alegrarse en su memoria.


“Cada vez que pienso en ellos me trae lágrimas de alegría no lágrimas de tristeza porque a mi familia, nunca la veías triste, nunca la veías enojada, siempre la veías sonriendo y divirtiéndose y esa es otra manera que yo los honro,” dijo él “al ser fuerte, al ser feliz… porque de alguna manera, no sé cómo, su mensaje a mí sería, ‘No estés triste, no estés deprimido, sonríe y que sea feliz por ellos pero también por nosotros todo nuestra familia que está sufriendo por esta pérdida, por esta pérdida tan grande. Es mi deber consolarlos porque siento que no es solo algo difícil sino una prueba de mi fe.”


Elena Macias es la editora gerente de Inland Catholic BYTE y El Compás Católico.