Queridos amigos, Paz y Bienestar para todos. El Miércoles de Ceniza nos conduce a los 40 días de Cuaresma con una marca negra en nuestras frentes, y cerraremos este tiempo santo con la aspersión del agua bendita en la Vigilia Pascual; dos cosas que nos ayudan a determinar el camino de quienes somos, para descubrir la manera de ser quienes fuimos llamados a ser. Jesus nos invita a caminar con El en este retiro de 40 días, pasando por los desiertos mas oscuros de nuestros tiempos entre las cenizas y el agua, y avanzando para salir del pecado y vivir en la gracia. En la Cuaresma se nos presenta una oportunidad para crecer espiritualmente y mejorar nuestra relación con Dios y con los demás, permitiéndole al Espíritu Santo que nos mueva de la oscuridad del pecado y el mal, hacia el regalo impresionante de la gracia y la Luz.

Estas palabras pueden sonar como mera poesía, pero la verdad es que significan mucho mas que eso, porque para que realmente tengan significado, necesitamos estar abiertos y dispuestos a ser cambiados y transformados para ser mejores con la ayuda de Dios. Entonces, ¿Como podemos permanecer juntos en el amor de Dios, respetando la dignidad humana de cada persona y permaneciendo fieles a Jesucristo, mientras caminamos en un mundo enfermo, lleno de mentes condenatorias y actitudes prejuiciosas? Solamente cuando estemos abiertos y dispuestos a darle la bienvenida al amor de Dios en nuestras mentes y corazones.

Como seres humanos, todos seguimos tropezando y cayendo, muchas veces arrastrados por la ambición de la riqueza y el poder, el orgullo y el placer, humillando e hiriendo a otros en nuestro caminar, pretendiendo ser mejores y más importantes que ellos, solo para darnos cuenta que al final, nos herimos más a nosotros mismos; porque la verdad es que todos somos hijos e hijas del mismo Dios quien es toda compasión y misericordia, y quien ha enviado a su Hijo Jesús al mundo para enseñarnos el camino verdadero del Amor y de la Paz.

Una vez más, esta Cuaresma Cristo nos invita que nos alejemos de las voces ruidosas del mundo para que hagamos más oración y reflexión, ayunos y obras de caridad. Estas practicas cuaresmales son formas excelentes para mantenernos en el espíritu del amor sacrificado y renovar nuestra mente, arrepintiéndonos de nuestros pecados y procurando la confesión para recibir la misericordia de Dios y su perdón amoroso. Permitámosle a Jesús que nos abrace y transforme. Llenémonos de valor y no tengamos miedo de nuestras propias limitaciones porque Cristo ya las sabe todas, mejor que nosotros mismos, incluyendo nuestros más íntimos deseos. Confiemos en El. Yo sé que Él nos entiende perfectamente.

Al recibir las cenizas, nos recordarán que somos polvo y que al polvo volveremos al atardecer de nuestras vidas. Pero mientras estamos aun aquí, oremos por la gracia de Dios para reconocer la cara de Cristo en cada persona que encontremos a nuestro paso, sin pensar quienes son y aunque no estén de acuerdo con nosotros. La crisis que enfrentamos en el mundo es por falta del amor divino, sin el cual, nunca podremos aceptar nuestras diferencias. Un primer buen paso es ser hospitalarios con aquellos que son diferentes, y verlos como hijos de Dios en lugar de condenarlos y demonizarlos. Cristo le dio la bienvenida a todo mundo, especialmente a los pecadores, y pecadores todos somos.

Queridos amigos, esta Cuaresma, los invito a que oremos más unos por otros. Que el camino de Cristo cargando con el peso de nuestros pecados en su Cruz, nos sirva como guía y fuente de fortaleza para cargar nuestras propias cruces sin quejarnos. Permitamos que la oscuridad de nuestros pecados sea lavada por las aguas benditas del renacer, para que estemos preparados y dispuestos a recibir la nueva vida en la resurrección de nuestro Salvador Jesucristo ¡Nuestro Dios y Señor!