Por Anneliese Esparza
Directora Editorial

Por casi una década, la Hermana Hortensia del Villar, SAC, ha trabajado en servicio de los más vulnerables y necesitados en nuestra sociedad como Directora de Servicios para la Comunidad en la Diócesis de San Bernardino.

“Poder escuchar el clamor de nuestros hermanos y hermanas en la Diócesis de San Bernardino al paso de los años ha sido una experiencia alentadora y esperanzadora, y también ha sido una experiencia que me ha retado a ser creativa en responder a las diferentes necesidades,” dijo la Hermana Hortensia, quien dejó su puesto el 2 de septiembre.

En su ministerio diocesano, la Hermana Hortensia trabajó en la coordinación y administración de las subvenciones, supervisó entrenamientos sobre asuntos sociales para los ministros de las parroquias, y colaboró estrechamente con servicios sociales locales e internacionales y con agencias de alcance social, como Caridades Católicas y Catholic Relief Services (Servicios de Ayuda Católicos).

“Uno de mis llamados personales es hacer la pregunta, ‘¿Cómo es que nosotros como Iglesia estamos presentes a nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los tiempos en que más nos necesitan?” dijo la Hermana Hortensia.

El trabajo comunitario no es nada nuevo para la Hermana Hortensia-después de que entró a su congregación, las Hermanas del Ángel Guardián, sirvió como misionera por nueve años, trabajando en México, El Salvador, y las Filipinas. En estos lugares, su ministerio constaba de ofrecer consejería a las mujeres y los niños que habían sobrevivido el abuso y trabajó para prevenir el tráfico de humanos.

Hubo ciertos momentos grandes durante el tiempo en que la Hermana Hortensia dirigió la Oficina de Servicios para la Comunidad. El primero fue en 2015, cuando ocurrió el trágico tiroteo en San Bernardino que la retó a encontrar una manera de servir a las personas en medio de una tragedia tan horrible. Su oficina ayudó a organizar una vigilia de oración por la paz en El Sagrado Corazón en Rancho Cucamonga, un lugar que fue significativo porque una de las víctimas del tiroteo fue el esposo de la Directora de la Escuela del Sagrado Corazón, en ese tiempo.

“Recuerdo que los maestros estaban ahí, los niños estaban ahí, toda la comunidad estaba reunida en oración, llorando y prendiendo velas por las víctimas y reuniéndose como una comunidad para sentir ese apoyo, para sentir que no estás solo. Estamos aquí contigo. Estamos unidos en este proceso de duelo,” dijo ella.

Otro momento significativo vino unos años después en el 2018, cuando un gran aumento en el número de personas que buscaban asilo en los Estados Unidos llevó a la Diócesis de San Bernardino a comenzar Operación Bienvenida, un ministerio para ayudar, dar de comer y albergar a aquellos que buscaban asilo. “Una vez más, fue una experiencia de organizar mi ministerio, mis responsabilidades, para poder responder, junto con [otras oficinas y agencias], otra vez para decir aquí está la Iglesia para darle la bienvenida a nuestros hermanos y hermanas y para responder a las necesidades de nuestros tiempos,” dijo la Hermana Hortensia.

La Hermana Hortensia también fue una gran influencia en el área del Cuidado por la Creación. Ella dirigió el Comité de Laudato Si de la Diócesis, que estableció un Día Anual de Cuidado por la Creación y ayudó a iniciar el proceso para los obispos de California de escribir una declaración sobre la corresponsabilidad ambiental.

El siguiente capítulo en su ministerio será con la Iniciativa de Hermanas Católicas, una fundación que ofrece becas a congregaciones religiosas y otras organizaciones sin fines de lucro en lugares vulnerables como Haití, México y África. Su trabajo será asistir en el proceso de evaluar subvenciones y desarrollar relaciones con diferentes grupos en esos países. Al seguir adelante a este siguiente capítulo en su ministerio, recuerda su tiempo en la Diócesis de San Bernardino con gratitud.

“Me siento tan agradecida, privilegiada y rica por haber tenido esta oportunidad de servir a nuestro pueblo junto con mis colegas y otros grupos en San Bernardino y Riverside. Ha sido el honor de mi vida,” dijo la Hermana Hortensia.