Por Natalie Romano

Patricia Scyrkels fue uno de los primeros parroquianos que entró en la Iglesia Católica de Trona después de los terremotos que afectaron el desierto de California del 4 al 5 de julio.

Y ella podría ser uno de los últimos.

Scyrkels fue parte de un pequeño grupo que inspeccionó St. Madeleine Sophie Barat después del primer temblor que tuvo su centro entre Trona y Ridgecrest.

Cuando ella miró alrededor de su Iglesia, ella estaba devastada por lo que vio. Paredes partidas, pisos hundidos, y estatuas quebradas todo esto a causa del terremoto de 6.4. Los oficiales del condado de San Bernardino determinaron que, hasta que haya más inspecciones, la Iglesia de St. Madeleine no es lugar seguro para los servicios litúrgicos.

La pequeña iglesia de 300 asientos, construida en 1958, es una Misión de la Parroquia de San José en Barstow. Los sacerdotes de esta parroquia hacen el viaje de 100 millas a Trona dos veces al mes para ofrecer Misa. Si hay una presencia católica constante en Trona, es Scyrkels. Ella hasta tiene la llave del lugar.

Yo trabajo mucho con la iglesia y pareciera que todo a lo que he dado mi tiempo como voluntaria ha sido arruinado, “ dice Scyrkels. “No sé como describirlo. Siento que la Iglesia es una parte tan grade de mi vida.”

El primer terremoto causó daño, pero fue solo una probada de lo que vendría. El 7.1 que siguió duró tanto tiempo y fue tan violento que Scrykels pensó que moriría.

“Fue la cosa más espantosa. Mi hijo y yo nos agachamos abajo de la mesa y nos agarramos con todas nuestras fuerzas” ella recuerda. “Le pedí a Dios, que si esto era el final, que perdonara los pecados de todos los residentes de Trona.”

La voz de Scyrkels quiebra y llora suavemente. 

No fue el final para los 2,000 residentes de Trona pero el terremoto les dejó los restos de un pueblo desmoronado. Las casas y los caminos quedaron llenos de grietas. Las chimeneas altas fueron reducidas a pilas de ladrillos. Adentro de las casas, trastes y lámparas llenaban los pisos. Inicialmente, los residentes no tenían electricidad ni agua. Incluso cuando volvieron a tener agua se tenía que hervir.

El Departamento de bomberos del condado de San Bernardino ha dicho que hasta ahora 31 casas han sido marcadas como no-habitables y 51 casas han sido marcadas como semi-habitables. Ocho edificios comerciales también han sido marcados como no-habitables incluyendo la Iglesia de St. Madeleine. El edificio que previamente fue la rectoría y ahora es un edificio de oficinas sigue intacto pero la Iglesia y el salón parroquial son otra historia.

“Es más que solamente una grieta,” dice David Meier, Director de la Oficina Diocesana de Construcción y Bienes Raíces . El piso ha sido desplazado y levantado. Obviamente, el piso detiene las paredes y las paredes detienen el techo. Estoy muy preocupado por el daño.

Cuando este artículo se publicó, Meier estaba programado regresar a Trona para conducir una inspección de la iglesia mas detallada para determinar el próximo curso de acción.

“Es posible que la estructura del edificio de la iglesia no se podrá reparar,” dice Meier. “En este momento no sé. Mi esperanza es que sí se pueda”

Scyrkels se mudó a Trona a mediados de los años 80s y ha sido una parroquiana dedicada desde entonces. Sabiendo que posiblemente el edificio no sobrevivirá le da tanta tristeza que apenas puede hablar.

“El pensar que no pueda volver a ir a la iglesia me quiebra el corazón” agoniza Scyrkels.

Mientras la iglesia no se pueda utilizar, la Misa se ofrecerá en el edificio que antes era la rectoría.

“Cuando vamos, sabemos que ellos (los parroquianos) van a venir,” dice el Padre Michael C. Okafor, SMMM, Vicario parroquial de San José. “Ellos aprecian la Iglesia. Ellos aprecian los Sacramentos.”

Una semana después del terremoto, un grupo de monjas y diáconos fueran a Trona, trayendo bebidas y comida como cereales, sopas y fruta enlatada. También llevaron cajas con artículos de aseo y artículos para bebes.

La Primera Iglesia Bautista en Trona, que sufrió menos daño que la Iglesia de St. Madeleine, ha tomado el liderazgo en distribuir los artículos donados.

“Para el Cristiano, esta es nuestra oportunidad de enseñar nuestra fe,” dice el Pastor Principal Larry Cox, Primera Iglesia Bautista. “Cuando las personas vienen a nuestra iglesia para recoger bienes, estamos tomando el tiempo para hablar con ellos y ver como están”

Con 70 réplicas y todavía se esperan más, algunas de las personas simplemente tienen miedo.

“Ellos todavía están en shock. Ellos necesitan nuestras oraciones,” dice el Padre Okafor.

Otros residentes expresan enojo o cuestionan por qué Dios les permitió sufrir este tipo de desastre natural. El Obispo Barnes los invita a que se refugien en Dios en vez de alejarse de Él.

“Los desastres naturales nos asustan y nos obligan a considerar lo que es la voluntad de Dios en esta situación,” dijo el Obispo Barnes en una declaración el 8 de Julio. “Tomemos este momento de miedo e incertidumbre para acercarnos a Él para que seamos sostenidos por Su amor y protección.”

Esto es lo que hace Scyrkels y quiere que sus hermanos Católicos hagan lo mismo.

“En verdad me gustaría que un sacerdote o una monja venga y hable con los parroquianos que no han estado viniendo a la Misa y hacerles saber lo importante que Dios es en sus vidas,” dice Scyrkels. “Como yo lo veo lo que necesitamos hacer es unirnos. Realmente necesitamos hacer esto.”

El Obispo Barnes llamó para una colecta especial en las misas del 13 y 14 de julio para ayudar recaudar fondos para los esfuerzos de socorro tras el terremoto.

Natalie Romana es una escritora independiente y parroquiana del Sagrado Nombre de Jesús en Redlands.