Por el Padre Alex Gamino 

¡Ya llego el verano! La temporada del año cuando podemos ver que los días son más largos y la temperatura progresivamente sube. Vivir en comunidades del desierto durante la temporada de verano parece más como una carga que un don. A quién de nosotros nos gusta soportar el calor extremo o pagar facturas ridículas de electricidad por tener el aire acondicionado encendido por días sin fin. En la superficie el verano no suena tan maravilloso, pero si nos ponemos a pensar en sus beneficios nos podemos dar cuenta de que esta temporada es, ante todo, una invitación a la reflexión y relajación. 

Tradicionalmente, el verano es tiempo de recreación. Los niños normalmente no están en la escuela y las familias eligen este tiempo para planificar vacaciones con amigos y familiares lejanos. Pero, frecuentemente, regresamos de estas “vacaciones” necesitando tiempo para descansar. ¿Qué hicimos mal? ¿Por qué no descansamos durante nuestro viaje de placer? Creo que esto es un problema de perspectiva. Dejamos atrás nuestra vida diaria—el hogar y el trabajo—pero, junto con los pantalones cortos y las camisetas en nuestro equipaje, empacamos también los problemas y asuntos cotidianos. Es fácil dejar atrás nuestra realidad física, pero para ponerle una pausa espiritual al trabajo, la vida, la familia y los problemas personales tenemos que tener la firme intención de no cargar con ellos. 

Tal vez parece que les pido lo imposible, “¡todas estas cosas son parte de quien soy, le dan sentido a mi vida!” Pero en realidad estas, no sólo NO son parte de quien somos, nos están impidiendo descubrir el verdadero significado de la vida. El trabajo y las preocupaciones constantes no nos permiten conocer el YO que Dios creó, conoce y ama. Añádele a esto el problema de estar en constante comunicación, gracias a todos los avances tecnológicos, y comenzamos a preguntarnos ¿cómo dejaremos atrás nuestras rutinas? Un buen comienzo es limitar el uso de nuestros celulares y otros accesorios portátiles durante las vacaciones, o mejor aún, dejarlos en casa. El mundo no se va a acabar si no estamos al tanto de todas las conversaciones que nos rodean, ni tampoco si no estamos disponible para tomar aquella llamada tan importante que ni por estar en Misa dejamos perder. 

¿Qué harás con tanto tiempo libre? Puedes empezar con pasar más tiempo en la cama. Duerme bien y toma tu tiempo para levantarte. Después sería bueno intentar interactuar con las personas que realmente importan en tu vida. Re-conéctate con tu cónyuge, tu familia y, sobre todo, con Dios. Habla con ellos, compartan sus vidas, esperanzas y desafíos. Pasen tiempo juntos en familia, oren juntos y participen en actividades que los ayudarán a conocerse mejor y crecer en unidad. Visiten lugares que son distintos a su existencia cotidiana. Si radican en la ciudad, salgan a la naturaleza y experimenten cómo es vivir lejos del bullicio de la ciudad. Si viven en áreas más rurales, vayan a ver como es vivir en la prisa y la estimulación constante que ofrece la ciudad. Independientemente de cómo deciden pasar sus vacaciones, lo importante es que tomen tiempo diariamente para reflexionar sobre sus experiencias. ¿De qué forma sentiste la Gracia de Dios hoy? ¿Dónde pudiste descubrir su presencia? ¿Que desea Dios compartir con ustedes a través de este tiempo que pasaron juntos? Dediquen tiempo cada noche para compartir las diferentes maneras que Dios está obrando en ustedes durante este tiempo dedicado al descanso y relajación.


  • El Padre Alex Gamino es Vicario Parroquial de la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Indio.