Por Obispo Alberto Rojas

Queridos hermanos y hermanas, ¡Cristo no está muerto! ¡Felices Pascuas de Resurrección para ustedes y sus familias!

Espero se encuentren bien, y que sus Prácticas Cuaresmales (Oración, Ayuno y obras de Caridad) les hayan ayudado mucho a fortalecer su vida espiritual y su relación con Dios y con los demás, para que estén mejor preparados a celebrar la vida nueva en la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y así, puedan también obtener la paz y la alegría de vivir siempre en su presencia.

“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” Son las palabras que encontramos en el Evangelio de San Lucas (24:5), refiriéndose a la Resurrección del Señor. La fiesta de la Pascua para nosotros los Cristianos es una celebración de la Vida; no de la muerte.

Es verdad que en la Cuaresma nos sacrificamos para morir al pecado y a todo lo que nos aleja de Dios, pero eso es con el fin de experimentar vida nueva, vida renovada en las celebraciones de la Resurrección; eso nos lo enseña Cristo mismo con sus palabras y con su ejemplo en los Evangelios.

San Pablo también nos recuerda que somos llamados para vivir en la libertad que nos da el sabernos hijos/as de Dios, para poder ser servidores los unos de los otros por medio del amor. (Gal. 5:13)

Cada Pascua, al igual que nuestros hermanos/as Judíos, recordamos y celebramos cómo el Pueblo de Israel pasó de la esclavitud en Egipto a la Libertad en su peregrinar hacia la Tierra Prometida. Pero aún más importante, nosotros celebramos el paso de nuestro Señor Jesucristo de la muerte a la vida, con su Pasión, Muerte y Resurrección.

Con Cristo, la Pascua adquiere otro significado; ya no es solo recordar un evento pasado, sino algo más trascendental y con fundamento en nuestra realidad actual.

El paso de la esclavitud del pecado a la libertad en la gracia de Dios es una lucha constante que comienza en nuestras mentes desde que empezamos a tener uso de razón, y nos afecta también en el corazón. Es así que con nuestra Fe firme en Cristo Resucitado podemos discernir mejor y elegir los mejores caminos por los que queremos continuar nuestro peregrinar en esta vida.

Nuestro peregrinar debe seguir en la lucha por vivir en el amor de Dios, escogiendo caminos que nos lleven a la vida y no a la muerte; a la Paz y no a la guerra, a la práctica del perdón y la reconciliación; al diálogo civilizado y la hospitalidad; a la sonrisa y la generosidad.

Que aprendamos de nuestras experiencias del pasado para construir mejor el presente con la esperanza de vivir el futuro con más dignidad y calidad humana, sabiendo que Cristo viene caminando con nosotros.

Esta Pascua nos presenta otra vez la oportunidad para elevarnos sobre las cosas que nos llevan a la muerte, y mantenernos en la vida plena y verdadera que nos da nuestro Señor Jesucristo con su Resurrección.

Entonces, ¿Qué caminos queremos escoger? ¿Cómo queremos responder al amor entregado por nosotros en la Cruz y comprobado en la Resurrección?

La Salvación ya está ganada y presente; la aceptamos y la tomamos o la rechazamos y la dejamos. Que el Espíritu Santo nos ilumine y fortalezca para hacer la mejor decisión.
Cristo es el camino que nos lleva a la Verdad, la cual nos conduce a la Libertad y a la Vida verdadera. Sigamos orando unos por otros.

Paz y bendiciones para todos.

El Obispo Alberto Rojas es el Obispo Ordinario de la Diócesis de San Bernardino.