Por Teresa Rocha

El Miércoles de Ceniza, las personas participaron en Misas o Ritos alrededor del mundo, que nos trajo a la mente nuestra necesidad de arrepentimiento y creer en el Evangelio. La temporada de Cuaresma se trata del crecimiento espiritual. Estamos retados a considerar los cambios que necesitamos hacer, si vamos a vivir como discípulos de Cristo. Estamos llamados a salir más allá de nuestras zonas de confort, de ir a nuestros desiertos personales y “SHEMA” (escuchar) lo que Dios necesita decirnos. Y luego se nos llama a actuar en respuesta de lo que escuchamos. En el Evangelio de San Lucas, leemos que “Lleno del Espíritu Santo, Jesús fue llevado al desierto por cuarenta días” (Lucas 4:1). Entonces Jesús siendo Dios entró al desierto, un tiempo de soledad, para escuchar la voz interior de Dios.

En su mensaje al Movimiento por un Mundo Mejor, el 10 de febrero del 2022, el Papa Franciso, llamó por una “transformación.” Hizo referencia, “A un mundo “salvaje”, que debe hacerse más humano, más Cristiano, sobre todo más humano, porque el Señor está siempre cerca de lo humano.” (Vatican News). Esta invitación nos llama a nuestro propio crecimiento espiritual y nuestra misión de vivir para el bienestar de los demás. Estamos llamados a acompañarnos los unos a los otros en este camino hacia la conversión. Estamos llamados a ser agentes del cambio no solo para nosotros mismos pero para los demás. Es esto de lo que se trata la Cuaresma.

En la vida, uno tiene que seguir las direcciones para llegar al lugar correcto. Esto me recuerda de las instrucciones de emergencia que recibimos en una avión. Se nos dice que nos pongamos el oxígeno primero nosotros antes de ayudar a alguien más. Tiene sentido. ¿Cómo puedo ayudar a alguien más si no podemos ayudarnos a nosotros mismos? Por lo tanto, la Cuaresma es un tiempo para entrar en conversación con Dios y entrar en un proceso de escucha personal, y un proceso de conversión.

¿Qué pasaría si en esta Cuaresma, nos vaciáramos de nuestras preocupaciones? Si reflexionáramos profundamente sobre nuestras vidas y lo que necesitamos cambiar, para poder hacer que este mundo sea más humano? Que pasaría si entraramos en un camino de conversión? Permitiendo que esta temporada de Cuaresma fuera un tiempo de crecimiento espiritual.

Podemos pasar tiempo cada día, lejos del ruido y las distracciones del mundo, para estar a solas con el Señor.

• Toma un inventario personal sobre donde estas en el camino de la vida y considera que y como necesitas cambiar. Considera hacer estos cambios por vida…y no solo por 40 días..
• Haz un plan realista para trabajar en los cambios espirituales que necesitas en tu vida.
• Recuerda, la conversión ocurre cuando nos damos cuenta de donde hemos estado y miramos hacia donde necesitamos ir. La Reconciliación y el arrepentimiento son partes importantes en el camino hacia el cambio.
• Hagamos de nuestros tiempos de abstinencia y ayuno tiempos de gozo, al recordar todo lo que Jesús hizo por amor a nosotros en Su camino al Calvario.

Ya sea a través de encontrar Consuelo en tomar tiempo para orar en casa, salir a caminar o vivir un retiro en silencio, el Espíritu del Señor nos está guiando a conocer Su amor. Durante esta temporada de Cuaresma, que nuestro Señor a través de la misericordia de Cristo fortalezca nuestro compromiso bautismal de estar abiertos al encuentro espiritual con el amor tierno y el perdón de Dios. Que Nuestro Señor misericordioso esté con nosotros en este tiempo de desierto y nos renueve el espíritu, y haga al mundo más humano.

Teresa Rocha es la Coordinadora del Vicariato del Alto Desierto y el Vicariato de San Bernardino para la Oficina del Ministerio Catequético.