Por Petra Alexander

Anunciamos este pasado 17 de agosto el fallecimiento del Padre Clodomiro Siller Acuña, y comenzaron a “postearse” diversos comentarios de extrañamiento y tristeza. Para muchos agentes pastorales hispanos, el Padre Clodomiro fue de los primeros en introducirles a la Teología del Concilio Vaticano II, términos como “Pueblo de Dios”; Nueva Evangelización; Pastoral Migrante; multiculturalidad… fueron piezas con que el padre inició la reflexión teológica, de un modo profundo y ameno. En su pedagogía, el Padre Clodomiro contagiaba un dinamismo misionero, y un ferviente amor liberador por la Virgen de Guadalupe, sin duda fue fruto de su concienzudo estudio sobre el “Hecho Guadalupano”.

El Padre Clodomiro, nació un 26 de octubre de 1938 en Saltillo, Coahuila. Fue un sacerdote con evidente calidad humana, de gran preparación y fina percepción de la Espiritualidad de los pueblos originarios. Estudió en Roma, Filosofía y Teología; Lenguas y Civilización, en la Sorbona de Paris, y Arqueología Bíblica, en Jerusalén. Fue asesor de numerosos proyectos en México y Latinoamérica, especializado en los pueblos indígenas para el CELAM.  Pocos como él, conocieron y se relacionaron con los líderes de comunidades indígenas remontadas en sierras y llanuras.  Fue invitado por los obispos de diversas diócesis para dar seguimiento a planes pastorales y programas de formación para los inmigrantes de USA. Participó en numerosos cursos y conferencias. Con el paso de los años, sus clases en el Congreso de Los Ángeles tenían lleno y su contenido fue rico y actualizado.

Despedimos a un ser humano genuino, sin pretensiones, nadie le llamaba “doctor”, todos le decían con cariño: “Padre Clodo”. Ese hombre, nacido en buena familia, que dedicó su ciencia a los pueblos olvidados del mundo para recuperar sus palabras, no sólo entrará como el siervo bueno y fiel, al gozo de su Señor, sino que será recibido por el regazo de nuestra Señora de Guadalupe, de cuyo mensaje de amor y concordia fue buen mensajero, igual que Juan Diego.

“En verdad que es una gran pérdida la muerte de Clodo; un buen amigo de nuestra diócesis.  Nos acompañó por muchos años.  Monseñor. López y yo nos quedamos con él en la canonización de San Juan Diego.  No sé si muchos de los nuevos líderes en el ministerio hispano lo conozcan.  Pero él estuvo a nuestro lado casi desde los principios ayudándonos formar la escuela de ministerios con su asesoría. Que descanse en paz este gran servidor del pueblo hispano, el pueblo indígena y de la iglesia.” – Obispo Gerald Barnes

“Cómo no recordar a un gran ser humano que nos enriqueció ayudándonos a crecer humana y espiritualmente. El influyó mucho en los procesos de formación…”   – Diácono Jerónimo Lechuga

“Cuánto agradecimiento por sus valiosas enseñanzas, el Padre Clodo transmitió el valor de  los indígenas y de los más pobres… cómo estará gozando de ese Pueblo de Dios.” – Virginia Ortega

“Me conmueve mucho esta triste noticia. Siempre recordare̒ al Padre como un gran ser humano, de excelente sentido del humor, estoy segura de que nuestra Señora de Guadalupe lo recibirá en su gloria, porque él la amó mucho.” – Martha Moon