Por Rosa M. Gouveia


 Con la recepción de los sacramentos de iniciación en la Vigilia Pascual, comenzamos las celebraciones de la recepción de los sacramentos y como familia de fe, eso nos da mucha alegría.  Nos reunimos una vez más, como miembros de la familia de Dios, para presenciar los grandes momentos sacramentales en los que nuestros hermanos y hermanas en Cristo se fortalecen en su camino de fe, al recibir su Primera Comunión y ser Confirmados.

 Qué gran gozo es ver a otros crecer en la fe, mientras viven más plenamente su vida con Cristo, alimentados y fortalecidos por nuestro Dios, que nos llama a una fiel y amorosa relación con Él. De hecho, es un momento de celebración para nuestras parroquias y para todos en la Diócesis.  Nos recuerda a todos que Dios nos llama ser compañeros en el camino de fe, mientras vamos descubriendo juntos la presencia de Dios en nuestra vida diaria.

 El tiempo de Pascua es un tiempo litúrgico de gran alegría, ya que celebramos la resurrección de nuestro Señor y la nueva vida que tenemos en Cristo. Celebrar los sacramentos y renovar nuestras promesas bautismales como fieles discípulos, es una manera maravillosa de dar testimonio de esta verdad.

 La Eucaristía es el alimento espiritual que necesitamos para el camino de nuestra vida. Es el mismo Cristo quien realiza la obra que se nos confía. Al responder “Amén”, estamos diciendo, ¡creemos! Creemos en la presencia REAL de nuestro Dios que está siempre presente y listo para ser nuestro fiel compañero. Somos fortalecidos por el Cuerpo de Cristo, la esencia de Dios mismo, para darnos la gracia que necesitamos para vivir nuestra fe y compartir la presencia de Jesucristo con todo el mundo.  Somos verdaderamente bendecidos porque Dios nos permite formar un solo Cuerpo en Cristo, y estamos unidos en la fe como una familia.  Nos recuerda que no estamos solos en nuestro camino de fe.

 En el Sacramento de la Confirmación, los dones del Espíritu Santo nos fortalecen aún más para vivir como discípulos misioneros, enviados a compartir la Buena Nueva de Jesucristo y auténticamente compartir el amor de Dios. Cuando hablamos sobre la Confirmación, usamos varias frases como “ser testigos de Cristo ... dar testimonio al mundo ... proclamar a todo el mundo ... ser miembros activos de la Iglesia ...”, todas las cuales sirven como recordatorios muy claros de nuestras responsabilidades de vivir como fieles discípulos en nuestra vida diaria. Estamos llamados desde el momento de nuestro Bautismo a ser miembros activos del Cuerpo de Cristo y el Espíritu Santo nos da poder, nos motiva y nos lleva a donde estamos llamados a servir y dar testimonio del Dios que vive en cada uno de nosotros.

 Perteneciendo a la familia de Cristo, todos estamos llamados a ser mensajeros de Cristo, que comparten la misma misión de Aquel que nos envía a dar testimonio del amor incondicional de Dios dado generosa y gratuitamente a todos. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña: “Así como el Bautismo da nueva vida, la Eucaristía alimenta la vida y la Reconciliación restaura la vida cuando está rota, la Confirmación fortalece esa vida por los dones del Espíritu Santo. (cf. CIC 1285) Los sacramentos son momentos a lo largo de nuestra vida, de ninguna manera es una graduación o un fin de nuestro aprendizaje en la fe. Por el contrario, ser plenamente iniciado en la fe católica es un nuevo comienzo para vivir plenamente como miembros del Cuerpo de Cristo, para ser cristianos católicos activos que desean acercarse más a Dios en la fe e invitar activamente a otros a hacer lo mismo. Por lo tanto, no olvidemos que estamos llamados a vivir nuestra fe diariamente en todo momento, debemos estar abiertos a aprender algo nuevo sobre nuestra fe y descubrir cómo compartirlo con otros a lo largo de nuestra vida.

 Expresamos nuestro agradecimiento a los padres de familia, a los padrinos/madrinas y familiares que caminan con aquellos que se han preparado para recibir los sacramentos, por su fiel compromiso con Dios en sus propias vidas, que han inspirado y motivado a otros a acercarse más a Dios a través de los sacramentos. A todos los Catequistas, Directores Parroquiales y Coordinadores del Ministerio de la Catequesis, así como a los Párrocos, que se han tomado en serio su papel de acompañar a quienes desean crecer en su fe y que los han ayudado a prepararse para celebrar la recepción de los Sacramentos, ¡les agradecemos por su entrega y compromiso a su ministerio! Para todos los que abrieron sus corazones y mentes al amor de Dios y desean seguir fielmente a Cristo, les agradecemos por ser un signo de esperanza para nuestra familia de fe.  ¡Bendiciones para cada uno de nosotros mientras juntos seguimos fielmente a Cristo! 

 


Rosa Gouveia es la Directora de la Oficina Diocesana del Ministerio Catequético.