Por Petra Alexander
La pandemia arreció en su segunda o tercera ola. Para los latinos que tenemos el Acontecimiento Guadalupano como un cenit, las restricciones en nuestros condados se sintieron duras, pero conociendo los datos de salud entendimos que se nos privara de las manifestaciones propias de esta fiesta: Peregrinaciones, danzas, cantos, escenificaciones, comidas y bebidas comunitarias… todo se quedó suspendido, menos nuestro amor por ella. El Covid ha redoblado la certeza que la necesitamos más nunca.
Con un equipo entre varias oficinas elaboramos un programa para un Novenario con el propósito de profundizar el mensaje Guadalupano. Ha sido así que los diálogos del relato de las apariciones, nos han recreado grandes valores que encierran para la vida cristiana. 9 Estrellas y 9 Rosas ha sido el lema para convocar 9 reflexiones que iluminen nuestra fe y nos motiven a creer en esperanza. 9 rosas que significan el ofrecimiento de parte nuestra a tan buena Madre. Las dos dimensiones, las estrellas que nos orientan, que nos guían y el perfume de las rosas que brota de nuestro trabajo solidario, del esfuerzo para aportar elementos de conversión, han sido el eje.
• Elder Samaniego, director de la Oficina para el Ambiente Seguro, tomó el tema Salud de los Enfermos, para reflexionar otras pandemias del pasado en Hispanoamérica y cómo la Virgen de Guadalupe está asociada históricamente a la protección y recuperación de su pueblo.
• El Doctor José Antonio Medina interpretó del relato Guadalupano, ¿Quién es Nuestra Señora?, Madre del verdadero Dios por quien se vive, en el marco de la Mariología.
• El Ministerio de las Familias nos dio las luces para identificar el papel de Nuestra Señora en la pacificación y de qué manera Ella ha sido una reconciliadora de los procesos sociales y de las familias.
• Las Hermanas Misioneras Guadalupanas reflexionaron en Nuestra Señora como la que nos da una tierra, y extendieron el tema a todos los que cultivan la tierra. Nos invitaron a reflexionar el esfuerzo y sacrificio de los trabajadores del campo, como trabajadores esenciales en estos tiempos de pandemia y la responsabilidad de cuidar nuestra tierra como nos lo enseña Laudato Si.
• La Sra. María Antonia Amao de la Oficina de Formación nos dio sus luces reflexionando cómo María de Guadalupe trajo numerosas gracias, y Ella decidió darle protagonismo al pequeño y desvalido. Juan Diego fue un embajador y de su liderazgo se fortalece la pastoral. Las preguntas por qué se fijó la Virgen en ese indígena se contestan igual que los Salmos: Ella se fijó en el humilde y lo elevó con su confianza.
• La Señora María Covarrubias desarrolló la Evangelización, resaltando que Nuestra Señora es esa estrella que ha indicado la ruta hacia el Evangelio de su Hijo. También se reflexinó el llamado particular de Juan Diego, su vocación a evangelizar igual que la nuestra.
• La Hna Eucarística Angélica Gudiño y el seminarista Ricardo Ahumada iluminaron con el tema de la vocación, vimos el proceso vocacional de Juan Diego, semejante al de los profetas, y recibimos muy buenos testimonios de personas que actualmente buscan el llamado de Dios en sus vidas.
Los jóvenes se manifestaron impactados por Nuestra Señora, y comprobamos por qué es Madre de nuestra Alegría, y en ella se encuentra la satisfacción de “pertenecer” como creyentes, como latinos y como jóvenes.
La última estrella que reflexionamos fue la solidaridad, desprendida del mensaje de la Virgen que desea manifestar todo su amor y comprensión. Igual nosotros, estamos llamados a consolar, a dar aliento y apoyo sobre todo a las víctimas de esta pandemia.
Las luces de cada estrella se aderezaron con testimonios y cantos procedentes de diversas parroquias, logrando un mosaico de manifestaciones de la fe de nuestro pueblo. Familias que aportaron sus cantos guadalupanos, entre todas, se ofreció una serenata virtual. El novenario tuvo una cobertura sorprendente ya que se unieron personas de diversas regiones.
En las Vegas y otras comunidades rurales de Nevada hemos seguido el Novenario. Nos ha impactado muchísimo la profundidad con la que se tocaron aspectos que no conocíamos de Nuestra Madre. Estamos muy agradecidos con la Diócesis de San Bernardino por compartir esta experiencia, aprendemos de su creatividad y nos alegra que multiplican el mensaje por diversas plataformas.—Lily Alvarez, Las Vegas, NV
Yo soy de Guatemala, desde niña aprendí que la Virgen de Guadalupe también es Madre de los guatemaltecos y de todos los que se acogen a ella. Me ha gustado mucho que en este novenario hemos participado todos. Personas de la tercera edad con sus cantos, niños, jóvenes, siento mas que nunca lo que siempre supe: Ella es Madre de todos.—Ana María de la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Indio
Me ha gustado tanto este racimo de temas, nunca había vivido una preparación para las celebraciones de la Virgen como ahora. Yo he pasado en FB a mis familiares en México los enlaces y todos se han sorprendido tanto de que nosotros los inmigrantes, guardamos tanto a la Virgen de Guadalupe en una devoción que tiene catequesis y testimonios de fe y alegría.—Andrea Garcia, Nuestra Señora de Guadalupe, San Bernardino
Nosotros hemos seguido todo el novenario con mucho interés de comprender mejor la razón de por qué los mexicanos y los latinos en general quieren tanto a la Virgen de Guadalupe. Somos de Uruguay, y no habíamos visto una manifestación de fe como la que aquí se vive, ahora hemos comprendido que la Virgen quiso quedarse y que todo el pueblo la quiere.—María Johannes, Sagrado Corazón, Palm Desert
Con este Novenario mi fe se ha llenado de energía. Hace tiempo que me acerqué a servir, dudosa si como inmigrante podría yo hacer algo en la Iglesia, ahora veo que todo este tiempo Ella me tomó de su mano. A pesar de esta pandemia, hay tanto que llorar, que agradecer y que seguir pidiendo.—Claudia Sánchez de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Riverside.
Petra Alexander es la Directora de la Oficina de Asuntos Hispanos de la Diócesis de San Bernardino.