Cuatro hombres – Rafael Flores (de Santa Catalina de Siena, Rialto), Jonathan Garcia (de San Jorge, Ontario), Maurice Quindoy (de San Juan XXIII, Fontana/Rialto) y Bryant Rivas (de San Mel, Norco) – fueron ordenados como diáconos transitorios el 17 de diciembre en el Sagrado Corazón, Rancho Cucamonga. Adelante los cuatro hombres comparten algunas palabras en anticipación de su Ordenación al Diaconado Transicional.
Rafael Flores: De alguna manera es algo surreal. Todos estos años de educación y formación y siempre me dije a mi mismo, “La Ordenación es algo en la distancia.” Bueno ahora está tan cerca, de alguna manera se siente como si llegara de repente. Pero al mismo tiempo, siento mucho gozo y emoción. Es difícil creer que este tiempo en el seminario va a terminar. Sin embargo, esto es tan solo el comienzo. Todavía estoy tratando de comprender el hecho de que en unos cuantos meses ya no seré seminarista. Todavía seré estudiante porque el pueblo de Dios en las parroquias tiene mucho que enseñarme, pero ya no seré seminarista.
Jonathan Garcia: Al reflexionar sobre mi camino hasta este punto, estoy asombrado de encontrarme solo a unos meses de ser ordenado sacerdote. Mis años de formación han sido retantes, pero alcanzables. He gozado de ser parte de la comunidad en el Seminario de la Asunción. Juntos hemos creado memorias que tendremos para siempre. Estoy agradecido por el apoyo y las amistades en el camino tanto con mis colegas como con los miembros de la facultad. Además de aprender sobre la Iglesia, he aprendido sobre mí mismo. He aprendido a entregar mis vulnerabilidades a Dios y a dejar que Dios guíe mi camino. Ahora tengo una apreciación y un amor más profundo para mi familia que han estado conmigo a cada paso del camino, ya fuera cuando estaba en casa estudiando durante la pandemia o cuando estaba lejos. Estoy tan agradecido con mi parroquia, San Jorge en Ontario. Sus oraciones me sostuvieron y animaron.
Maurice Quindoy: El tiempo que he pasado en el seminario ha sido una gran bendición en mi vida. También ha sido una de las experiencias de aprendizaje más importantes que he vivido. Antes del seminario, trabajé por alrededor de 25 años, así es que al principio pensar en comenzar de nuevo la escuela me parecía abrumador. Sin embargo, con muchos años llenos de oraciones y de confiar en el plan de Dios para mí, lentamente estoy llegando al final de esta parte de mi camino. Pero la formación es un proceso de toda la vida, que significa que tengo que permitir que el Señor trabaje a través de mi como Su instrumento. Espero con emoción poder servir al pueblo de Dios en el futuro próximo. Será retante, y tendré mucho que aprender, pero con la ayuda de Dios, todo es posible.
Bryant Rivas: Se siente tan irreal haber logrado esta meta en mi vida. Estoy nervioso pero también emocionado por mi ordenación al diaconado. Mientras entro a los últimos meses de formación, miro hacia atrás a donde comencé y pienso sobre todas las personas que me han apoyado en el camino. Estoy agradecido con Dios por llamarme a esta vocación.