por Petra Alexander

El coronavirus ha puesto a nuestros científicos a estudiar intensamente algo desconocido, peligroso y urgente.

El contagio de este virus se ha comparado al fuego de un incendio, que si no logra apagarse, puede rodearnos y terminar en catástrofe. Si el virus sigue pasando a más y más personas, va mutando y será más difícil luchar contra los tantos enemigos. Es por esto que la vacuna impone un desafío. En primer lugar debemos respeto y gratitud a  quienes han pasado días y noches estudiando el virus, revisando información sobre todos los avances del sistema inmune y cómo proveer a los humanos de una resistencia ante los ataques.

Muchas personas preguntan por garantías, por fallas éticas, por consecuencias derivadas de la vacuna. Se han sembrado muchas teorías con información no verificada y se ha especulado con montajes, es lamentable la desconfianza y la duda referente a la vacuna. En otras pandemias, las vacunas llegaron también entre temores, a veces los gobiernos obligaron a las poblaciones  a recibirlas, y se vio cómo quedaron expuestos a la muerte quienes se negaron a recibirlas. Es importante insistir que cuando una vacuna se aprueba, se han hecho ensayos, se han revisado y revisado resultados, y que esto también puede tener excepciones, siempre habrá riesgos, no estamos exentos de ello. 

Es por esto que el ministerio hispano de la Región XI, organizó una conferencia  con el Doctor David Chavira MD, de UCLA, para clarificar algunos mitos y revisar las cifras comentadas por un experto. Es impresionante que en los días más críticos de contagio en el Sur de California, 70% de los enfermos hospitalizados eran hispanos, lo cual se explica por los trabajos expuestos al contagio, pero también por las condiciones pre-existentes de nuestra comunidad, en primer lugar la diabetes, la hipertensión, la obesidad y falta de actividad física. También resulta impresionante que hasta el día de la conferencia, 62% de las personas vacunadas son los No Hispanos, mientras que solo el 8.9% de los hispanos se han vacunado. Por eso necesitamos todos trabajar en promover la vacunación oportuna. Al vacunarnos elevamos nuestra capacidad inmune para vencer el covid, nos libramos del contagio, pero también, protegemos a otros. 

Todos debemos entender que las vacunas se van mejorando, que los estudios sobre casos particulares continuarán, y que el desafío de erradicar este virus será una meta para la ciencia siempre y cuando las comunidades ayuden. Continuamos con las recomendaciones porque el proceso apenas comienza, también en la pandemia de la Gripe Española, que atacó mayormente a los niños, aunque superaron la enfermedad, se seguía recomendando tomar cítricos por la ayuda de la vitamina C.  Tenemos la bendición de estar en un país que está movilizando la aplicación de varias marcas  en distintos sitios en cada condado.  Basta visitar la página web de ambos condados y ver en qué grupo van y cuándo hay horarios disponibles. La vacuna es gratuita, la administra personal cualificado, no se necesita demostrar estatus migratorio y se puede reportar algún síntoma desfavorable. Pensemos cuántas personas en nuestros países sueñan y desean lo que nosotros tenemos al alcance.  Hemos perdido mucha gente querida. Seguimos en duelo, pero este dolor nos debe  comprometer en la búsqueda de soluciones. La responsabilidad de cuidarnos unos a otros tiene el tiempo contado y vacunarnos  es una decisión que debemos tomarla a la luz del mandamiento de Jesús, por amor a nuestros semejantes.