Recientemente, en uno de mis viajes, mientras hojeaba la revista de la compañía aérea note que la portada hablaba sobre el significado de la luz. Dentro de la revista encontré un artículo de un astronauta que describe cómo el amanecer y la puesta del sol se ven desde la estación espacial. Ella describe: 

 “Imagínese la noche orbital: usted está mirando hacia fuera a través de la ventana, hacia un mundo oscuro, a una zona despoblada como el océano, que es la mayor parte del planeta, un vacío sin luces, ni estrellas; un agujero en el espacio. De repente ves una línea de plata clara, es la atmósfera delgada de la Tierra, seguida por el horizonte que cambia rápidamente de la tonalidad de la plata al azul, al coral naranja, al amarillo, al rojo anaranjado ardiente. Al mismo tiempo, se puede ver la estación espacial brillando con los colores reflejados como en una tostadora. Y después una gran bola de oro emerge, pintando el planeta negro con tonos blancos, verde y el azul más intenso que he visto. Para el momento en que te das cuenta, te gustaría que hubiera una manera de congelar el tiempo. Noventa minutos después todo se regresa. La terminación de línea se arrastra hacia atrás, tragando la tierra y todo su color, el orbe brillante desaparece, dejando una vez más, todo en el abismo. Ahora, cuando veo cada amanecer o puesta de sol en la tierra, siento una gran nostalgia. Pero también me consuela saber que siempre hay algo más hermoso que podemos ver. Me da esperanza. 

 Esta bella descripción me hizo pensar en el significado de la luz como fuente de vida, una fuente de significado universal y una fuente de belleza. También me hizo pensar en la Pascua, la celebración de la 

 Resurrección de Cristo. En esta celebración, la Iglesia expresa el significado de la Pascua principalmente a través de tres símbolos: la luz, el agua, y la canción nueva del Aleluya.

 La celebración de la Vigilia Pascual comienza al atardecer con la iglesia en la oscuridad. El Cirio Pascual encendido representando a Cristo resucitado procesa dentro de la iglesia en medio de los fieles que sostienen velas que gradualmente son encendidas de la luz del cirio. ¡La iglesia entera se ilumina con esta nueva luz! Los relatos bíblicos para esa noche son tomados de Génesis sobre la creación de Dios y comienzan con el mandato: “ Hágase la luz “ (Génesis 1: 3). En nuestra experiencia, sabemos que donde hay luz, nace la vida y el caos se transforma; la luz nos da seguridad y nos conforta. 

 El Papa Benedicto XVI en su homilía sobre la Pascua en el 2009 explicó: “ La resurrección de Jesús es un estallido de luz donde se vence la muerte, la tumba se abre golpe. El mismo Resucitado es la luz, la luz del mundo. Comenzando con la resurrección, la luz de Dios se extiende por todo el mundo a lo largo de la historia. Sólo esta Luz, Jesucristo, es la luz verdadera; algo más que el fenómeno físico de la luz. Él es Luz pura: Dios mismo, que provoca el nacimiento de una nueva creación en medio de lo antiguo, transformando el caos en cosmos. La luz es la imagen más inmediata de Dios: Él es todo Luminosidad, Vida, la Verdad y la Luz.

 “Jesús les hablo de nuevo y dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida” (Juan 8:12)

 El Señor es mi luz y mi salvación (Salmo 27)! ¡Aleluya, Aleluya!

 -María G. Covarrubias es la Directora de la Oficina para el Ministerio de la Catequesis de la Diócesis de San Bernardino.