Obispos

   

Hermanos y hermanas en Cristo,  

Nuestra nación y nuestro mundo continúan estando inundadas de hostilidad violenta, y una desgarradora indiferencia por la vida preciosa que Dios le ha dado a todos sus hijos. En solo esta semana hemos visto un acto de terror en España que causó 13 muertes y cientos de heridos y la terrible manifestación de odio y violencia en Charlottesville, Virginia, que causo una muerte e hirió a otros.  

Oremos por el eterno descanso de aquellos que perdieron la vida y por los seres queridos que dejaron atrás. Pidamos al Espíritu Santo que calme esta tormenta.  

Estos eventos pueden suscitar la desesperación o la ira. Muchos de nosotros estamos profundamente entristecidos por el estado contrariado de nuestra sociedad que estos días y eventos parecen ilustrar. Debemos reconocer este dolor y acompañarnos unos a otros.  

Al mismo tiempo, como personas de fe, no podemos paralizarnos por nuestros sentimientos personales sobre estos eventos. Somos llamados ahora más que nunca a seguir el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, que enfrentó el desprecio y la violencia de Su pasión con un mensaje de paz, perdón y reconciliación. Debemos ser profetas de este mensaje hoy; abogando por la dignidad humana de todos, dar de nosotros mismos a nuestros hermanos y hermanas, y más importante es, no dejarse llevar por un lado u otro de la división. Al mismo tiempo, debemos mantenernos firmes contra cualquier grupo que promueva el odio hacia cualquier otro grupo de personas. Todas las razas, los credos, los pueblos deben ser respetados como hijos de Dios. Los que promueven el odio deben ser expuestos.  

Todos somos parte de la familia humana de Dios, sin embargo, en nuestro miedo y pecaminosidad, en nuestra ignorancia y equivocaciones, sembramos semillas de división, establecemos barreras artificiales y demonizamos a aquellos que no parecen ser como nosotros. Esto no es lo que nuestro Dios quiere para sus hijos.  

Les pido que sigan orando por la paz y que reflexionen sobre los acontecimientos de estos días, no a través de su afiliación política, su situación socioeconómica o su origen étnico. Por favor, miren esto y respondan primero como un discípulo de Jesucristo. Como dice el canto popular en inglés que dice, “y sabrán que somos cristianos por nuestro amor.” Que Dios bendiga nuestro mundo y nuestra nación. Y vivamos juntos en paz.