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Hermanos y Hermanas en Cristo, 

iLa Paz este con ustedes! Al leer y reflexionar sobre la vida de nuestro Señor Jesucristo en los Evangelios, es evidente que aunque el Señor atendió a muchos, hubo ciertos grupos de personas por quienes se preocupó de manera muy particular y a quienes a manudo tenia en su mente y en su corazón. Uno de estos grupos fueron los enfermos. Escuchamos esta realidad en el Evangelio de san Mateo, “Cuando Jesús desembarcó y vio aquel gran gentio, sintió compasión de ellos y sanó a los enfermos que traian”. 

 Cada uno de nosotros necesita que la fortaleza y la gracia de Dios nos acompañen en cada paso del camino de la vida. Sin embargo, como sabemos muy bien, es en esos momentos específicos y tiempos difíciles en que enfrentamos dolor y enfermedad cuando necesitamos mas de la presencia del Señor. Es a menudo en esos momentos de enfermedad que es facil para uno cuestionar su fe. Las escrituras nos recuerdan que nuestro Señor Jesús no nos abandona ni se niega a escuchar el clamor de su pueblo. Como Iglesia, estamos llamados a acompañar a nuestros hermanos y hermanas precisamente en estos mementos. 

 Me comprometo, como Pastor Principal de esta Diócesis, junto con nuestros fieles sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y líderes laicos, a atender a nuestro pueblo en momentos de enfermedad. A ninguna persona se le debe negar, nunca, el abrazo cálido y amoroso de nuestro Señor en momentos de enfermedad. Como misioneros de Jesús, es nuestra responsabilidad atender a nuestros hermanos y hermanas que sufren agonía, dificultad, y dolor. 

 Es por esto que he designado el fin de semana del 5 y 6 de septiembre como el Domingo de la Atenci6n Pastoral. Le he pedido a un grupo de dedicados ministros y profesionales de la salud que me ayuden a entender dónde, como la Iglesia de San Bernardino, podemos servir mejor a los enfermos en nuestra familia y comunidad. El fin de semana se enfocará en la atención a los enfermos. 

 Al seguir el ejemplo de nuestro Señor Jesús, recordemos tambien las palabras de nuestro Santo Padre el Papa Francisco quien compartió, “A veces nuestro mundo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimension de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro. En el fondo, detras de esta actitud hay con frecuencia una fe tibia, que ha olvidado aquella palabra del Señor, que dice: «A mi me lo hicisteis» (Mt 25,40)”. Pidamos al Espíritu Santo que inflame nuestros corazones para servir y cuidar de los más necesitados, especialmente nuestros hermanos y hermanas enfermos. 

 

En Cristo,

Monseñor Gerald R. Barnes

Obispo de la Diócese de San Bernardino