Doce hombres cuentan sus historias de prepararse para la Ordenación

El 24 de agosto, el Obispo Gerald Barnes ordenará 12 hombres al diaconado de una de las clases más grandes en los 40 años de la historia de nuestra Diócesis.

Los candidatos al diaconado vienen de diversos orígenes y representan cuatro de los seis vicariatos. En este tiempo antes del Día de su Ordenación, los hombres reflexionaron sobre su camino hacia el Diaconado Permanente.

Martin Quintero
 
Esposa: ​Antonia Quintero

Parroquia: ​St. John XXIII, Fontana

Ocupación: ​Construcción

Ministerios de interés: ​“Continuaré apoyando la catequesis y el cuidado pastoral fuera de la parroquia.” 

Reflexiones sobre el diaconado y el papel de su esposa: ​“Después de servir en ministerios como el catecismo y el duelo, además de visitar a los enfermos y ancianos, vi la necesidad de las personas y sentí el llamado de Dios al servicio.  Mi esposa me llevó a estos ministerios y me enamoré con este servicio y sigo así hasta hoy en día.  Ella continúa siendo la coordinadora del ministerio, y después de la ordenación ella continuará coordinando los ministerios del duelo y el catecismo del RICA.


 

Humberto Rocha

Esposa: Rita Rocha

Parroquia: St. Adelaide, Highland

Ocupación: Funcionario de Libertad Condicional Retirado

Ministerios de interés: “Existe una gran necesidad en la sociedad de hoy de dar asistencia espiritual a los enfermos y los ancianos. Nosotros planeamos enfocarnos en ese ministerio importante y participar en talleres, evangelización y fortalecer la formación de adultos en las parroquias.”

Reflexiones sobre el diaconado y el papel de su esposa: “Sentí un llamado al ministerio en la iglesia entonces empecé a ayudar en dondequiera que se necesitaba ayuda. Un día entré a la oficina de la parroquia y necesitaban ayuda contestando los teléfonos, entonces ahí empecé. Después de un tiempo me di de voluntario en la despensa de alimentos y las canastas de Pascua y Navidad. Encontré que me gustaba trabajar con las personas que necesitaban ser alentados espiritualmente entonces cuando me pidieron participar en la justicia restaurativa, lo hice. Conocí a mi esposa cuando teníamos 15 años y construimos una vida juntos trabajando en varios servicios públicos. Decidimos que necesitábamos más formación y nos inscribimos en las clases de CMFP.  Desde ahí redescubrimos los dones que Dios nos dio.  A mi esposa a quien le encanta escribir y estudiar, se convirtió en la editora de mis trabajos, y mi compañera de confianza para la reflexión espiritual. Desde antes que estábamos casados, habíamos abogado por la justicia social. Mientras el Señor nos acercaba a Él, nuestro matrimonio se fortalecía y sabíamos que teníamos que tomar el próximo paso en servir al Señor. Luego el Padre Romy Selección, entró a mi oficina un día y me pidió que escuchara al Señor que me llamaba al diaconado. Oré sobre esto y hablé con mi familia, y escuché mejor. El papel del diácono es en servicio de la Palabra, el altar, y en caridad y justicia. En mii vida ya había tomado esos papeles con mi esposa como mi compañera y la mayoría de las personas nos conocen como una persona.  Como un ministro ordenado nuestro papel será como una pareja diaconal y continuaremos a servir dondequiera que Dios nos guíe.